Carta urgente del Padre.- Ramana
Fecha Wednesday, 09 September 2015
Tema 900. Sin clasificar


CARTA DEL PRELADO SOBRE LOS REFUGIADOS

Queridísimos, que Jesús me guarde a mis hijas y a mis hijos.

Permitid que me introduzca en el calor familiar de nuestras casas, esos hogares luminosos y alegres que con tan buen hacer gestionan mis más queridas hijas, las numerarias sirvientas, a las que por tan ímprobo y maternal trabajo hemos exonerado de tener que hacer la declaración de la renta. Esos hogares felices, luminosos y alegres donde están prohibidas todas las drogas legales desde que el Beato don Álvaro promulgara la ley seca y auspiciara unas casas sin humos ni antidepresivos...



Queridísimos, el motivo de mi carta no es para subrayar la libertad que vivimos en la Obra para confesarnos con quien queramos, ni para recordaros una vez más que la dirección espiritual, como repitió una y mil veces san Josemaría, es libérrima, ni para proclamar urbi et orbi nuestro compromiso con los pobres, como quiere el buen Papa Francisco, pues eso ya lo oyó nuestro Fundador en las campanadas del doce de octubre cuando, como un nuevo Colón, avistó las Indias de su inmarcesible Labor, volcada desde el primer minuto con las capas más desfavorecidas de nuestras sociedades.

No, lo que hoy me lleva al interior de nuestros alegres hogares, esos centros en donde se siente el gozo, creciente, de ser hijos de la Obra, frutos granados de nuestro Padre, es la llamada que el buen papa Francisco ha hecho para que, cito: ”En toda parroquia, en toda comunidad religiosa, acojamos a una familia de refugiados”. Emocionado por este llamado y fortalecido por el ejemplo misericordioso de san Josemaría con los más desfavorecidos, he dado orden en todas las comisiones de Europa para que nuestras casas, de mis hijas y de mis hijos, y todos los hogares de supernumerarios, y hasta las de allá donde vivan los oblatos, o como ahora se llamen, pensiones, hoteles, o bajo el cobijo seguro, y gratis, de sus ancianos padres; he ordenado, digo, que en cada centro, en cada hogar donde habite una hija o un hijo mío, se abran las puertas a, al menos, una familia de refugiados.

En las directrices que el vicario auxiliar ha cursado se especifica ya la repartición de los niños y niñas, a labores de san Rafael, ellas a centros de numerarias, ellos a centros de varones. Las familias que parezcan inseparables se acogerán en casas de supernumerarios. Los centros habilitarán la biblioteca, con alfombritas mirando a la Meca, como sala de plegaria (que no lo llamen oratorio), ya que por desgracia la mayoría de estas pobres gentes no profesa la religión verdadera de san Josemaría. Pero todo se andará. Seguro que fruto de esta convivencia con ellos surgirán espontáneamente muchas conversiones que con el tiempo, cilicio y disciplina, se trasformarán en pitajes para la gloria de la Obra de Dios.

Hijas mías, imaginad, dada la indigencia de esta muchachas, el caudal humano que nos ha regalado nuestro Padre desde el cielo para convertirlas, no ya en cristianas, en numerarias sirvientas. No podemos dejar pasar esta ocasión de mostrar nuestra cercanía con el dulce Pedro, el viceCristo de la pampa. Mis numerarias sirvientas que se atengan, al elaborar las comidas, al respeto absoluto de sus creencias religiosas: a partir de hoy nada de cerdo en nuestros centros, a pesar de ser una costumbre casi inveterada; la carne será siempre halal y la mortificación de los sábados se sustituye por el ramadán. El vino solo para la santa Misa, centro de nuestra vida interior.

Que Dios me guarde a mis hijas y a mis hijos.

Mañana mismo le comunicaré al buen Papa Francisco que nuestra Prelatura, siguiendo su ejemplo, será la primera en abrir sus puertas a los desplazados por la guerra; tenemos que verlo como una oportunidad para aunar las visitas de pobres y el proselitismo. Pensad en cómo recibiría san Josemaría a estas pobres gentes, seguro que mandaría fundir, si fuera necesario, la colomba de oro de su oratorio privado para convertirla en panes y peces con que saciar el hambre y la fatiga de nuestros hermanos en Alá. Que Él os guarde

Vuestro padre Javi

PS: fe de erratas, donde el Prelado escribe 12 de octubre se debe leer (que no corregir) 2 de octubre. (Nota del Vicario Auxiliar).
PS2: donde el Padre escribe “que Él os guarde”, no se refiere al ídolo mahometano, sino, obviamente, al único Dios verdadero: el que repicó las campanas a san Josemaría en 1928, 30, 43 y 74. (Nota del de antes)







Este artículo proviene de Opuslibros
http://www.opuslibros.org/nuevaweb

La dirección de esta noticia es:
http://www.opuslibros.org/nuevaweb/modules.php?name=News&file=article&sid=23433