Intentando entenderse a uno mismo.- Gautxori
Fecha Monday, 07 September 2015
Tema 040. Después de marcharse


Hola, amigos:

Confieso que me han parecido curiosos los últimos escritos sobre el intento de establecer unas características comunes de los ex (sobre todo, entre numerarios y agregados) del Opus Dei. Y digo que me parece curioso porque, desde mi punto de vista de ex-numeraria con casi 25 años dentro de la institución, jamás se me hubiera ocurrido hacer tal cosa, aunque lo contrario me parece muy respetable, naturalmente. Intentaré explicarme.

Una de las cosas que más me incomodaban dentro era la sensación de estar metida en una burbuja, de vivir una vida paralela. Después de leer Opuslibros, y gracias a los generosos testimonios de tantos ex, he podido objetivar esa sensación tan desasosegante y poner nombre a tantas cosas... Por eso, ahora, al intentar agrupar a la gente que hemos sido, y ya no somos, con un denominador común que clarificaría, según algunos, por qué caímos en la trampa, por qué pudieron engañarnos hasta la médula, vuelvo a rememorar esa impresión standarizante, valga la expresión. Para mí, es como querer poner puertas al campo. ¿Hay características comunes entre los que fracasan en el amor? Pienso que puede haber circunstancias parecidas, pero no hasta el punto de poder meter a todos en el mismo saco. Y podríamos poner ejemplos incontables de personas que han fracasado en lo mismo, como si ello nos encasillara en un grupo que necesariamente ha de tener esta característica, o defecto, o carencia o lo que sea.

Lo que a mí me impulsó, principalmente, a pedir la admisión, con 23 años, fue algo tan inaudito, tan milagrero, siendo yo tan poco milagrera, que si lo contara, estaría escuchando las carcajadas de muchos de vosotros hasta ensordecer. Lo he contado varias veces en petit comité, y me han mirado con ojos comprensivos, pero soy incapaz de trascribirlo y ponerlo ante vuestros ojos. En fin, lejos de mí el hacer un juicio de intenciones, y si os lo parece, de antemano os pido perdón. En esta web hay gente a la que admiro profundamente, por su inteligencia, su generosidad, su humildad, su entrega... y tantas cosas. Pero el hurgar tanto en el último porqué de algo tan doloroso y que nos ha marcado de por vida, al menos a mí, me huele un poco a autoflagelación, a cierto sabor amargo, a complacencia en el propio sufrimiento. Pienso que en lo que han escrito algunos se trasluce una dureza excesiva consigo mismos. Una visión muy negativa de lo que fue una entrega incondicional, romántica y generosa. No entiendo que uno pueda juzgarse negativamente por eso, y más si el objetivo de esa entrega fue Dios mismo.

¿No llaman anacronismo al intentar juzgar con ojos actuales lo que pasó hace siglos? Pues salvando las distancias, me parece que es hacer algo parecido con todo esto. Pero, además, pienso que es cometer una gran injusticia con uno mismo el juzgar (digo juzgar, no intentar explicarse en cada caso particular) nuestra adolescencia y primera juventud, llenas de ideales nobles, con la objetividad implacable que nos dan los años, el sufrimiento y la experiencia de nuestra madurez. Con el agravante de que eran otros tiempos. Nula información, otros valores presentes en nuestro entorno, mayor influencia de los mayores, otro sentido de la autoridad, etc. etc.

No quiero dar la impresión de que todo me parece perfecto, no es así. Ni a mí me va todo bien, ni mucho menos, pero quizá esa sensación de fracaso, de frustración, de engaño que sentimos lo hubiéramos podido padecer en otras circunstancias y en otro lugar.

Saludos cariñosos a todos
Gautxori









Este artículo proviene de Opuslibros
http://www.opuslibros.org/nuevaweb

La dirección de esta noticia es:
http://www.opuslibros.org/nuevaweb/modules.php?name=News&file=article&sid=23432