DEL ENEMIGO, EL CONSEJO (o como sacar adelante una obra corporativa).- Orange
Fecha Friday, 04 September 2015
Tema 070. Costumbres y Praxis


Tuve una conversación, hace ahora unos 35 años, siendo yo del opus todavía, con un prominente socio de la Obra (en aquellos tiempos nos llamabamos socios). Este prominente socio, hoy con proceso de beatificacion abierto, después de atender con esmerada dedicación a una larga e importante visita en la obra corporativa donde trabajábamos, me habló de la siguiente manera: Mira Orange, Don Fulano Tal y de Cual (Excmo. e Ilmo. Sr. , personaje nacional con sobrados méritos profesionales e importantísimo cargo político en ese momento -Secretario de Estado-), me ha dicho, después de su estancia entre nosotros, que mucho de lo que ha visto aquí en la Obra en estos días, le parece muy bien, pero... que nos falta autocrítica... que nos falta autocrítica... (me repitió como meditando la idea).

Yo le pregunté, como el que pregunta a un sabio, qué le habia contestado. Y él me respondió: mira Orange, le he dicho que quizá lleve parte de razón y que nos esforzaremos en ello, porque lo que yo pienso es que en estos casos hay que darle la razón a todo el mundo... y luego... (me dijo medio sonriendo), ¡hacer lo que a uno le da la gana!. Además, a mí me gusta tener siempre en cuenta aquel refran que dice: "DEL ENEMIGO, EL CONSEJO". 

Nuestro prominente socio de la Obra, hoy, repito, camino de los altares, aparte de realizar muchas otras gestiones de alto nivel, había invitado a ese personaje a visitar una obra corporativa en la que manda un señor a titulo de Gran Canciller, con el primordial objetivo de conseguir influencias políticas que se concretarán en suculentas prebendas en forma de subvenciones de dinero publico para la obra corporativa en cuestión o de facilidades políticas, digamos, "convenientes". Pues, bien, al parecer, nuestro socio consideraba al invitado como a un ENEMIGO y que según el refrán, había que estar atentos a sus consejos, los cuales marcarían los siguientes pasos a seguir en la estrategia más conveniente para la obra corporativa.

Pero, ¡ay!, el consejo que dio fue que hiciéramos autocrítica. Yo, ingenuamente, en ese momento, saqué la conclusión de que a lo mejor iba a haber algun tipo de autocrítica, lo cual yo no veía con buenos ojos, pues tenía metida en la cabeza la idea de que la Obra era perfecta. Pero pasó el tiempo y... la autocrítica no ha llegado, ni se la espera.

Orange









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