Sobre 'Las buenas intenciones'. Para Castor.- Dionisio
Fecha Wednesday, 14 July 2004
Tema 100. Aspectos sociológicos


Querido amigo Castor:

He leído y releído tu escrito titulado "Las buenas intenciones" que apareció ayer. Me parece impresionante todo lo que cuentas. Es una tremenda experiencia personal.

El tema que tocas a modo de conclusiones es tremendo también. Muy importante todo lo que dices y muy consistente. Supongo que vas a recibir muchos comentarios. Yo te añadiría que en cierta forma me parezco al director que tuvo tu hermano. Yo no llevé a nadie al psiquiatra a espaldas de sus padres. Yo, en cambio, acepté que pitara un niño de 14,5 porque sus padres eran supernumerarios, porque el estaba deseando pitar y porque yo (con 25 años) era todavía más insensato de lo que soy ahora, y ¡qué coño, era una vocación más, un "mérito" para mi! ¡Eso era lo que Dios quería y los directores me felicitarían! Poco tiempo después, el comportamiento de este niño demostró su grave inestabilidad psicológica y le dimos la baja, yo continué siendo su amigo, estoy en contacto permanente con él y sé que el hombre anda por ahí haciendo lo que puede, pero de psiquiatra en psiquiatra. Posiblemente es un caso parecido al de tu hermano, a mí me parece que peor, porque él ya demostró un comportamiento atípico mucho antes de pitar. Yo me quedo con la duda de mi grado de culpabilidad por aceptar que pitara, aseguro que nadie le forzó explícitamente, quizá las circunstancias, la familia, el colegio, mi amistad. A posteriori me acordé del comentario de un estudiante de medicina, chico de san Rafael, que conoció casualmente a este niño antes de pitar y me dijo que era un caso evidente de... no me acuerdo qué enfermedad mental, que su caso era de libro de texto, pues no le faltaba ni un síntoma. Yo no le presté atención, quizá porque solo era un estudiante de medicina. No se... No hay peor sordo que el que no quiere oír. La verdad es que sea culpable o no, tengo mis remordimientos que no se van, ni con escribir este mail. Y eso que la enfermedad de este ahora hombre seguramente era algo inevitable.

Yo no sé lo buenas que eran las intenciones del director de tu hermano. Yo creo que las mías eran buenas, pero no lo suficientemente buenas. Si hubiera tenido menos ganas de apuntarme un tanto, si hubiera sido menos vanidoso, si hubiera sido menos autosuficiente, si no hubiera estado tan convencido de que el espíritu de la obra y el plan de vida lo arreglan todo....

Y ¿sabes qué? En el fondo, no me creo que la mayoría de los directores del opus tengan esa buena intención que tú y otros amablemente les atribuís. Quizá lo creo en los más jóvenes, más alejados de los centros de poder, más ingenuos y más entusiastas, por jóvenes. Pero a medida que vas madurando, si sigues ocupando cargos importantes en la organización... ¡malo! Sobre los directores, mi experiencia es que los mejores están fuera, son los ex. Los siguientes mejores están adentro, pero marginados a tareas sin trascendencia, en lugares relativamente apartados, sin acceso a decisiones relevantes, meros ejecutores de las órdenes de arriba; son laicos y curas a quienes los directores mayores oyen con amabilidad, incluso con deferencia, pero no les escuchan porque lo que dicen no conviene. Los otros, los de arriba, los de confianza, los activos e importantes, los meros meros, son personajes muy curiosos. De verdad que muy curiosos y desde mi perspectiva poco confiables. A lo mejor conmigo se cumple lo del gato escaldado, pero, en general y salvando las excepciones, no les atribuyo la bondad que otros magnánimamente les atribuyen.

Si hiciera un inventario de las cosas que me empujaron hacia la puerta de salida del opus, incluiría el conocimiento cercano de directores de delegación y de comisión regional. Mientras era un jovencillo que veía al consiliario con reverencia acrítica, no hubo problemas. Cuando empecé a tener contacto directo con las cúpulas del gobierno, la experiencia fue decepcionante e in crescendo. Empecé pensando que tenían defectillos, como todos, y terminé pensando que oscilaban entre tontos (tontísimos) útiles y sinvergüenzas consumados. Y si puedo recordar a alguno realmente bueno, en un cargo realmente importante, es una excepción que no sirve para hacer teoría. Lo cual no me extraña, ya que el criterio de selección primario para elegir directores mayores (los consejos locales cuentan poco para esto) era docilidad, "discreción", obediencia; nada que tenga que ver con pensar por uno mismo, y menos con atreverse a hacer la crítica constructiva.

Eso es lo que quería añadir a tus sagaces comentarios.
Un abrazo
Dionisio







Este artículo proviene de Opuslibros
http://www.opuslibros.org/nuevaweb

La dirección de esta noticia es:
http://www.opuslibros.org/nuevaweb/modules.php?name=News&file=article&sid=2330