Alguien comentó sobre el padre Raúl que en paz descanse, y recordé cuando volvió de Roma a Buenos Aires. Era muy famoso, brillante decían las directoras y que pronto nos iba a dar unas clases sobre la vocación de auxiliares y teología. Siempre lo tengo presente porque falleció en La Cantera casas de retiros de Uruguay, durante su curso anual.
Las clases eran fabulosas. Quizá debido a su gran sentido del humor y cariño, yo no quería que terminaran. Nos inyectaba sangre buena, aliento para seguir adelante. Se lo notaba cansado y muchas veces serio cuando venía a confesar al centro. A veces íbamos a casa de alguna súpernumeraria para dar clases de cocina o de costura a empleadas de ella y alguna amiga, cuando teníamos tiempo charlábamos sobre diferentes cosas, la labor, y hablamos sobre el padre Raúl que justamente la atendía a ella, lo brillante que era y como explicaba tan sencillo todo. Me dijo que más de una vez ella llevó a don Raúl a su casa para que descansara, cuando venía a dar un retiro al centro porque no daba más, le decía.
Hay alguna hora libre en esos retiros y ella lo venía a buscar con su hijo en auto y lo llevaba a su casa para que descansara un rato y luego volvía a seguir predicando. Me pareció normal ese gesto , porque se compadecía de todo lo que el padre le había contado de Roma. El Padre, don Álvaro, le hacia dar clases y clases, y que no paraba. Se sentía agotado con la cabeza quemada. El había pedido volver a Buenos Aires y por fin se lo habían concedido después de años de espera. Murió agotado exprimido como limón. Gracias padre Raúl. Al igual que don Danilo un sacerdote de Dios!
Lawrence