Dentro del Opus Dei existen una serie de palabras y expresiones que solo usan los que pertenecen a la prelatura. El más popular, por así decirlo, es "pitar" (escribir la carta solicitando la admisión). Yo me voy a referir hoy al de "entender", que se aplica internamente a quien comprende la Obra tal como lo hacen sus directores o sus altos jerarcas. Siempre que se utiliza es más bien en sentido negativo. He oído muy a menudo que tal obispo "no entiende" la Obra. Sobre todo, "entender" se empleó mucho cuando se buscaba su camino jurídico definitivo. Sin embargo, en la vida civil, "entender" se aplica de otras maneras. Un ejemplo, en el mundo relacionado con la homosexualidad se afirma que alguien "entiende" cuando es homosexual. Vaya diferencia.
Desde sus inicios, el fundador quiso que la Obra fuera completamente diferente a otras instituciones de la Iglesia. Tampoco le gustaban las comparaciones. En conversaciones privadas con veteranos de la hoy prelatura personal manifestaba que el Opus Dei fue el primer "instituto secular" que aprobó la Santa Sede, pero luego vinieron otros que no se le parecían en nada y que trataban de vivir formas parecidas a las de los religiosos. Por ello llegó el momento de solicitar apartarse de ese grupo y de que le fuera reconocida su secularidad. He oído al fundador o he leído en publicaciones internas como "Crónica" que él no quería un tranvía ni una barca a la que se pudieran subir otros. Con el tiempo se cambiaba todo. Insisto, San Josemaría huía de que a los de la Obra se les comparara con los religiosos. Por ejemplo, algunas personas con su mentalidad comparaban y comparan las residencias de numerarios con los conventos o comunidades religiosas, lo que para los dirigentes de la Obra es una ofensa muy grave y eso significa que "no entienden". ¿En qué se diferencia la vida de comunidad de un religioso de la de un numerario que vive en una residencia? La respuesta que los sucesores de Escrivá aportan es que ellos son "familia" y los religiosos no.
También oí contar al fundador la anécdota de una religiosa que estaba enferma y fue visitada por algunos de la Obra. Al ser preguntada cómo se encontraba, ésta dijo que sus hermanas le trataban con caridad, pero en el Opus Dei se trataba con cariño. De ahí sacaba la conclusión que el Opus Dei era el mejor sitio para vivir y para morir. Mi experiencia en los muchos años que he estado dentro es justamente la contraria. No existía ningún cariño y había un clasismo muy grande con los numerarios en lo alto de la pirámide, seguidos de los agregados y los supernumerarios. Los cooperadores ni siquiera pertenecen a la Obra y lo único que hacen es dar dinero o rezar por el Opus Dei o, en todo caso, recibir una charla círculo al mes. Harto comentaba en Opuslibros lo que le sucedió cuando le preguntó al fundador por el padre Pedro Poveda, fundador de la Institución Teresiana. Esa pregunta hizo que se enfadara grandemente. No quería ni oir hablar de este santo. Se ve que le había herido en lo más profundo de su ser. No me extrañaría que en el futuro la Institución Teresiana pase a ser prelatura personal. Falta tener un prelado pues la mayor parte son mujeres. El tiempo lo dirá. En estos momentos el Opus Dei es la única prelatura personal.
Poco antes de dejar la Obra oí internamente que la transformación en prelatura personal se había evitado tener la forma de los religiosos. La Obra pasó a depender de la Sagrada Congregacion de Obispos. Sin embargo, los Legionarios de Cristo que, según ellos, copiaban al Opus Dei , estaban integrados en la Sagrada Congegación de Religiosos. Ellos respiraron hondamente. Se había evitado esa posibilidad. Hace tiempo leí en la prensa que la salida al grupo fundado por monseñor Marcel Lefevbre era crear una prelatura personal. Ha pasado el tiempo y no se ha confirmado. Por lo cual el Opus Dei sigue siendo una barca y un tranvía al que, de momento, no se ha subido nadie.
ELCANARIO
