Otra vez.- CuG
Fecha Friday, 29 May 2015
Tema 125. Iglesia y Opus Dei


-¡Otra vez leyendo Opuslibros! ¿No habíamos quedado en que eso ya estaba superado?

Es mi esposa la que se molesta. Y le doy la razón. Con un niño de meses, encima tiene un marido que ha entrado en retroceso mental.

-No, mi amor, no lo está.

-Pero, ¿por qué? ¿Te han vuelto a llamar?

-No. Ya sabes que nunca me volvieron a llamar desde que me fui. Es que me enteré del suicidio de un sacerdote.

-¿Lo conocías?

-No. Pero yo también alguna vez quise tirarme bajo un tren en aquellos tiempos.

-¿Se tiró bajo un tren? ¡Pobre hombre!

-Sí. Y me da mucha rabia cómo se manejó la Obra después.

-¿Qué hicieron?

-Bueno, lo de siempre. Qué todos lo habían cuidado muy bien y eso, a pesar de que el hombre desesperado, sintiéndose rechazado, llegó al límite de la desesperación y se suicidó. Dejó una nota dirigida a un tal Fazzio (o Fazio), su vicario regional. Y resulta que ahora a este vicario lo han ascendido y está casi de jefe en Roma.

-No será por lo del suicidio, me imagino.

-Es porque el papa es argentino y él parece que tiene alguna amistad con él. Si el papa fuera japonés, habrían ascendido a un nipón.

- Bueno, ya sabes. Es política.

-Sí, pero ahora a este personaje le hacen una entrevista en El País y sale diciendo un montón de falsedades. ¡Hay que tener cara!

-Mi amor, ya sabes lo que es el Opus. Una estructura de poder. Les interesa mucho más la imagen de la institución que las personas. ¡Ya hablamos de eso!

-¡Yo creía que era un camino de santidad! Por eso entré.

-Eras un niño cuando entraste. ¿Qué podías saber a los catorce años de estructuras de poder?

-Pero lo seguí creyendo después.

-¿No te parece que ya te has culpado bastante?

-No sé. Me indigna ver cómo son. Y que no van a cambiar.

-Si cambiaran, ¿qué harías? ¿Irías corriendo a hacerte supernumerario?

-¡No!

-¿Y entonces?

-No sé. No sé por qué me pone tan mal todo esto.

El niño llora. Falta poco para su bautismo. Recuerdo alguna tertulia con el Padre donde le llevaban a bendecir un niño y él decía “y pediré para que sea numerario”. Siento un escalofrío.

Miro a los ojos de mi criatura.

Rezo: “Dios mío, cuídalo. No permitas que ellos lo atrapen, lo manipulen, lo conviertan en un fanático de Escrivá, en un manipulador de amigos, en otro fariseo hipócrita, en un hombre triste al que le programen la vida y lo desechen cuando ya no les sea de utilidad. Dios mío, que se encuentre realmente contigo. Dios mío, ten piedad de nosotros”.

CuG









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