He estado leyendo varios testimonios de personas que han vivido en centros, y no voy a usar estas líneas para atacar o para estar de acuerdo con nadie de lo que yo viví allí siendo auxiliar. Me doy cuenta que algunos no tienen ni idea, pero hay otros que conmueve como agradecen tantos años de servicio abnegado en tantas administraciones. Y yo creo que nos quedamos cortos en agradecer a tantas auxiliares que dejaron su salud su juventud ahí dentro, esperando quizá algún cambio.

Como alguna ya ha contado cómo es el día a día de una nax, no voy a hablar de eso, pero si me gustaría que supieran los que fueron numerarios (no se porqué una prefería trabajar en centros de varones) como trabajábamos, para que todo estuviera bien en los centros, a costa de falta de sueño, de cansancio, de mucho mucho cansancio. Pero como vas para santa te hacían creer que eso era lo normal. Una ponía el corazón de una madre en hacer las cosas porque eso te enseñaban, que ayudabas a perseverar a los del otro lado con nuestro trabajo. Pero es verdad también que muchas veces había ingratitud o decían por interno a la administradora que las camisas no quedaron bien planchadas, o que las comidas no están bien presentadas o que se oían risas desde el otro lado, etc etc etc. Quizá a ellos les decían que con eso nos ayudaban a perseverar, no sé. Pronto escribiré más vivencias! Ojalá ayude.

Lawrence