Recuerdo que nos narraron el encuentro del beato Alvaro del Portillo y la Madre Teresa en una ceremonia en el Vaticano. Del Portillo saludó a Teresa con la siguiente frase: “Dichosa usted que recibe alabanzas, nosotros, pedradas”.

Ante esta anécdota de incomprensión ante los apostolados proselitistas del Opus, recuerdo a un joven numerario bien intencionado que comenzó a hacer proselitismo de visitas a los pobres llevando a los chicos de San Rafael a un albergue de monjas de la Madre Teresa, en una de las zonas más pobres de Lima. El caso es que los chicos comenzaron a ir y apoyar por su cuenta a los "burgueses" menesterosos y, la Comisión Regional de la Obra envió un comunicado para leer después de los círculos de formación aclarando que nuestra misión para con los pobres no era apoyar a quien ya recibía ayuda, sino promover vocaciones a la Obra tanteando - mediante las visitas a los pobres- la generosidad de los jóvenes y adolescentes para responder afirmativamente a ser numerarios. Es decir, los "burgueses" menesterosos no importan, eso no es labor del Opus, sino seleccionar candidatos exclusivos para la Prelatura que no se interesen en nada más que ella misma.

Y si piensan que el Opus Dei acepta entre sus fieles a los indigentes, habría que preguntarle a San Josemaría si aquel pobre hombre que lamía y miraba con codicia su cuchara de hojalata hubiera podido ser admitido en su Obra o alguno de todos los cientos de menesterosos que -según sus biógrafos oficiales- atendió y se encargó de aislar de su proselitismo que Dios le hizo "ver" para su Obra; gloriándose de María Ignacia Escobar a quien nadie se atreve a darle el apelativo de primera numeraria ¿Por qué?

Nicanor Wong Ortiz
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