Verano del 65.- Dolcevita
Fecha Wednesday, 13 May 2015
Tema 030. Adolescentes y jóvenes


El viernes por la noche acudí a un concierto cuya programación consistía en música de películas memorables, muchas de ellas estrenadas en los años de mi infancia y primera juventud.

Consiguió la orquesta transportarme con gran intensidad a momentos y situaciones ya lejanos, pero que por unos minutos se hacían tan reales que parecía que mi vida volvía hacia atrás como sí del túnel del tiempo se tratara.

De repente, al oír una nueva pieza que me había pasado inadvertida en el libreto de la programación, sentí un sobresalto acompañado de inquietud. Un recuerdo amargo pero indeterminado me invadió durante unos minutos, hasta que caí en la cuenta del motivo de tanta zozobra: "Laurence de Arabia"

Apuraba yo los últimos días del verano del 65 deseando exprimir al máximo la efervescente adolescencia en la que me encontraba sumida.

Aquella tarde decidí ir al cine con la pandilla que habíamos formado piña en aquella playa del Mediterráneo. Laurence de Arabia fue la seleccionada. Pero no pude disfrutar, no me enteré de la película: mi adolescencia feliz había llegado a su fin.

Me perseguían las voces de aquellas numerarias intelectuales con falda escocesa que me amenazaban con una turbulenta vida si no era generosa con Dios. Por el contrario, si pitaba, Dios, "que no se deja ganar en generosidad" me haría muy feliz, y además haría un gran bien a la humanidad. "Dios te ha llamado desde la eternidad". "El joven rico se fue triste..."

¡Cómo iba a saber yo que había un plan para mí! Y es que a la vuelta de vacaciones me plantearían la crisis vocacional, para que pitara antes de cumplir los 15.

Yo rezaba todas las noches de rodillas al pie de mi cama la estampita de Montserrat Grasses en la que se le pedía un favor para que la hicieran santa: "PIDASE" y yo pedía "MONTSITA, DILE AL SEÑOR QUE NO ME DE LA VOCACIÓN"

"Casualmente" a las intelectuales de falda escocesa me las encontraba en la calle, pasaban por mi casa y entraban ... y hasta me prepararon una fiesta de cumpleaños (muy adelantada, por cierto) de la que no me pude estaquear... "Don X ha preguntado por ti, que si pasas por el confesionario para contarle tu verano..."

Y viví unos meses en continua pesadilla hasta que sucumbí.

Una cálida mano apretó la mía. Era mi marido me susurrando cariñoso: ahora toca "El Padrino" Buff! ... Y con un pequeño esfuerzo mental, respiré hondo, me arremoliné en la butaca de terciopelo rojo, y... volví a mi dolce vita.

Dolcevita









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