La doctrina de las periferias.- JaraySedal
Fecha Monday, 11 May 2015
Tema 100. Aspectos sociológicos


La entrevista a Mariano Fazio en El País de 10 de mayo incita a múltiples réplicas, que seguramente irán apareciendo. Sus respuestas están presididas por el mayor de los cinismos. Entre sus beneméritas aportaciones cabe detenerse en su contestación al “elitismo del Opus Dei”:

-Pregunta. Muchas personas consideran que el Opus Dei es una organización elitista, que busca la cercanía del poder. O sea, el polo opuesto a esa Iglesia pobre y para los pobres que predica Francisco…

-Respuesta. La percepción de que el Opus Dei es elitista me parece que es propia de una visión burguesa. Lo pueden decir las clases medias y altas de Madrid o París, que quizá no conocen la realidad de tanta gente humilde y cercana al Opus Dei que vive en las periferias de estas ciudades. La percepción que se tiene en Kinshasa o en los suburbios de Guatemala, de Argentina, Paraguay o Bolivia es totalmente diferente. Allí tenemos muchas labores apostólicas hacia los últimos, una de ellas nos la encargó el cardenal Bergoglio en Buenos Aires. Con lo cual no creo que sea una percepción generalizada, aunque me doy cuenta de que en muchos medios de comunicación que pertenecen a esta perspectiva burguesa se pueda tener esta visión”.

Lo que no explica Fazio es en qué consiste esa labor apostólica de la Obra en las zonas suburbiales.
No es lo mismo el elitismo fundado en la selección de los mejores que el elitismo basado en las influencias, la familia, la cercanía al poder. El primero fomenta la movilidad social, la circulación de las élites. El segundo, el inmovilismo.

¿Cuál es la doctrina de Escrivá de Balaguer. Muy simple “no salirse de su sitio“:

"¡Qué afán hay en el mundo por salirse de su sitio! —¿Qué pasaría si cada hueso, cada músculo del cuerpo humano quisiera ocupar puesto distinto del que le pertenece?
No es otra la razón del malestar del mundo. —Persevera en tu lugar, hijo mío: desde ahí ¡cuánto podrás trabajar por el reinado efectivo de Nuestro Señor" (Camino, 832).

¿Qué ofrece la Obra de Dios a todas esas personas humildes de la periferia de las grandes ciudades, de Africa o de los suburbios de América Latina? : permanecer como están, no molestar a las verdaderas élites y si son mujeres probablemente un puesto no remunerado de empleada de hogar al servicio de los señoritos numerarios.

El elitismo de la Obra de Dios es el de la peor especie: aquél que niega su capacidad de promoción a los más desfavorecidos, el que contribuye a consolidar el “statu quo”, el que impide la sana regeneración de la sociedad. Por eso, su "labor apostólica" es tan bien vista y promocionada por las verdaderas élites de esos países, que, gracias al Opus, solamente se relacionan con sus iguales. Las categorías subsisten dentro de la Obra, amén de la separación por sexos.

A decir verdad, esta cercanía del Opus al poder, su contribución al mantenimiento de la sociedad tal y como está, su inmovilismo social, es lo propio de la historia de la Iglesia, no constituyendo en esto novedad alguna. Simplemente lo han revestido bajo un ropaje algo más moderno. Lo llaman “labor apostólica”.

JaraySedal









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