Hola amigos,

Como si fuera una maligna conjunción astral, durante la Semana Santa se sumaron las noticias del suicidio de un piloto de avión, y con él todo el pasaje, con las del suicidio del padre Danilo. A ambos los acogerá el Padre en su sufrimiento, por doloroso que sea en ambos casos, aun por motivos diferentes. El 10 de abril 2015 Carmen Charo nos aportó una lista con personas suicidadas o muertas en circunstancias parecidas en el Opus Dei...

Quisiera hacer una reflexión sobre tan desgraciada coincidencia. La Pasión de Jesús nos enseña es que el sufrimiento de las víctimas no es casual, ni inevitable. Tiene explicación, planificadores, verdugos, traidores, Pilatos... y buenas mujeres que estuvieron con Jesús hasta el final.

- En primer lugar, debiéramos preguntarnos cómo es posible que se den en una asociación humana se den tantos casos de suicidio y de personas en tratamiento con psicofármacos. Cómo es posible que enfermen tantas personas y sean poseídas por el mal hasta el extremo de quitarse la vida en un lugar a donde acuden las personas respondiendo a la llamada de Cristo Jesús, quien expulsó demonios y sanó a los enfermos. Si no hay árbol bueno que dé fruto malo, la Iglesia debiera plantearse seriamente qué está sucediendo en esta institución.

- Debiéramos preguntarnos, al igual que con el piloto del avión que se suicidó llevándose las vidas de tantas personas, si el sistema de valores que rige a esa sociedad u organización es aceptable y justo. Si una sociedad u organización donde la eficacia, el éxito, el cumplimiento de objetivos priman sobre las personas es una sociedad u organización sana. Porque el objeto de culto en sí mismo es irrelevante: el proselitismo, el éxito profesional, el cumplimiento de devociones, el ascenso social... Son ídolos, dioses falsos que siempre reclamarán sacrificios humanos. No está tan lejos el mito de Procusto o el Opus Dei como devorador de carne (nota bene: ¡qué asco, por Dios! ¡Hace falta ser truculento y desconsiderado!) Porque el piloto veía que su vida profesional se acababa, y su enfermedad mental no le permitía seguir así. ¿Tanto vale el éxito para algunas personas? ¿Será el Opus Dei como ese piloto que prefiere estrellarse con el pasaje inocente a no despegar más?

- El estado de salud de una persona o de una sociedad, como decía Ellacuría, puede analizarse en sus desechos, como el pobre padre Danilo quedó desecho bajo las ruedas de un tren. En el caso concreto del padre Danilo, sería perentorio que los que le hayan conocido aporten información sobre sus últimos años, para reconstruir su Via Crucis personal. ¿Empezó a encontrarse mal, y fue apartado, o fue apartado y eso le provocó una crisis personal? ¿Había empezado a dudar o simplemente estaba agotado física y espiritualmente, y eso llevó a que fuera dejado en la cuneta? ¿Había empezado a no cumplir eficazmente con su cometido? No hace falta saber mucho lo que sufría, viendo la carta que dejó. ¿Qué sabemos de esos últimos meses? ¿Acudió a alguien, se sinceró con alguno? ¿O se lamió solo las heridas? ¿O era otro caso de empastillamiento insoportable?

- ¿Qué puede motivar que el Opus Dei no reconozca a un miembro reconocido cuando muere? ¿Esa anticuada definición teológica de que el suicidio es el único pecado imperdonable? ¿Miedo a que la muerte se hubiera producido en circunstancias "vergonzosas"? Si esto es así, ¿cómo es que no sabían que el pobre Danilo no estaba para bromas, sino pasando una gravísima crisis personal? ¿Es que no quieren reconocer que alguien en el Opus Dei puede morir sin más, fuera del control de la organización? ¿Es que el suicidio les parece una forma de escape inusitada al control organizativo, una forma de libertad suprema e indeseable? ¿Es que la muerte les parece impura, como al sacerdote y el levita que no quisieron ayudar al herido?

- Una teología del sacrificio mal entendida y morbosa (con razón criticada por los protestantes e ilustrados) hacen creer que en la muerte en sí misma hay alguna forma de gloria, que juntarse con el Padre cuanto antes es válido por sí mismo. Eso ha hecho que generaciones de cristianos mitifiquen la muerte per se como vía para juntarse con Dios (Santa Teresa cuando era niña, sin ir más lejos) . Sin embargo, la muerte de Jesús no es una muerte "casual", sino el culmen de una vida entregada, repartida, trabajada por el Reino de Dios. Una muerte orquestada y ejecutada por los poderosos. Afirmar que el Opus Dei es el mejor lugar para morir no es sino una caricatura de esa vida y esa muerte.

En fin, creo que la muerte del padre Danilo debiera ser para el Vaticano tan importante o más que la carta que se envió desde Opuslibros hace ya tantos años.

Que Dios os guarde, y sobre todo que guarde al pobre Danilo.

Ramón