No entiendo el objeto de tu correo. Para Aguaviva.- Luciana
Fecha Friday, 24 April 2015
Tema 900. Sin clasificar


Estimada Aguaviva:

Entiendo tu  malestar ante tantos desórdenes morales que se han vivido y se viven actualmente en el mundo, sobre todo en lo que respecta a la situación de la mujer. Negar que existen situaciones como las que mencionas sería una insensatez. Sin embargo, no entiendo el objeto de tu correo del viernes pasado. Ya el título me resulta llamativo. Me pregunto: ¿Quién está “castrado” en amor y humanidad? Como católica, ¿me debo sentir involucrada?; ¿Debo preocuparme?, ¿O es que debo tomar tu correo simplemente como un lobby más de quienes pretenden adaptar la moral sexual católica a los tiempos que corren?...



En el párrafo que citas, que supongo extraes de algún documento de lectura común por parte de los miembros del Opus Dei, no se imparte ni más ni menos que la doctrina moral de la Iglesia Católica. Yo no sé a qué documentos te refieres cuando dices “De sobra tengo conocimiento de los documentos  magisteriales en cuestión de sexualidad, ya que aparte de ser cristiana, soy estudiante de Ciencias Religiosas”. Te ruego me informes acerca de esos documentos, por favor. Yo soy una simple cristiana –bastante ignorante en cuestiones doctrinales- y solo conozco el Catecismo de la Iglesia Católica (Nrs. 2360 en adelante). Me sería de gran utilidad conocer a qué “documentos magisteriales” te estás refiriendo. Por otro lado, siendo muy crítica del Opus Dei, me queda claro que en materia de moral sexual en la Obra no se inventaron nada, sino que siguen en todo los lineamientos establecidos por la Iglesia. Lo que creo es que en realidad tu disconformidad en materia moral no es con el Opus Dei sino con la Iglesia Católica en general.

Por otro lado, en cuanto a tu pregunta: “¿Ustedes realmente se han parado a pensar en lo que están afirmando ahí?” (en el párrafo que citas), mi respuesta es: SÍ. Muchísimas veces me he preguntado si la moral sexual cristiana es la adecuada, y muchísimas veces me he respondido que SÍ, considero que es la adecuada (mis razones exceden el objeto de esta página, por lo que me abstengo de expresarlas). Tú estás mezclando temas diferentes, lo que hace muy difícil el diálogo. Una cosa es que la Iglesia Católica entienda que las relaciones sexuales están reservadas al hombre y la mujer en el matrimonio, abiertos a la procreación, y otra cosa totalmente distinta son las aberraciones que tú mencionas –las que repudio tanto como tú-. De ahí a afirmar que fue la Iglesia la responsable de esos actos (casamiento de niñas con hombres que las violaban de por vida, violación de menores, adulterio, “uso” de la mujer como objeto sexual...) es un despropósito.

Creo sinceramente que lo que tú planteas es la posibilidad de hacer “un Dios a tu medida”. Es una tentación a la que han sucumbido grandes personalidades y de la que algunos  miembros de la Iglesia no están exentos. Es muy difícil afirmar taxativamente qué hubiera dicho o hecho Jesucristo en determinadas situaciones. Yo me oriento por la doctrina que imparte el Magisterio de la Iglesia. Una cosa es evaluar con espíritu crítico los  mensajes que recibimos, pero otra muy distinta es tomar lo que a uno le viene bien y desechar lo que en determinada situación no conviene. Creo que en esto te equivocas. Si eres miembro de la Iglesia aceptas lo que dice el Catecismo, si no eres miembro de la Iglesia pues no lo aceptas; yo lo veo tan simple como ello. Y si hay algo que crees en conciencia que está mal pues tienes la obligación moral de decirlo e intentar reencauzarlo –yo he denunciado en su momento el proselitismo que realiza el Opus Dei con menores de edad, por ejemplo.

Te aclaro que creo como tú que las personas no deberían rechazar su propio cuerpo, sino aceptarlo, cuidarlo y quererlo ya que es obra de Dios y como tal hay que entenderlo. De pequeña nos decían que nuestro cuerpo es Templo del Espíritu Santo, y me encanta pensarlo así; me ayuda a valorarlo mucho más. También creo como tú que la vida sexual, cuando hay amor recíproco, es maravillosa. Tengo algunos hijos más que tú y no hay día que no dé gracias a Dios por haberme permitido concebirlos; y doy gracias también por haberme criado en una familia en la que me enseñaron que la “igualdad entre el hombre y la mujer” no pasa exclusivamente por igualarnos en todos los aspectos (las mujeres no somos hombres con senos, como decía mi abuelita), sino que pasa por complementarnos y vivir nuestras diferencias en igualdad de condiciones. Si un hombre no entiende esto y comete por ejemplo los actos que has manifestado, es que de Hombre tiene muy poco.

¡Te deseo muchas más mañanas felices! Un abrazo,

Luciana







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