Querido padre Danilo,
No te conocí, no sabía de tu existencia hasta que me llegó la noticia de tu muerte. Estoy muy apenado con tu pena, la pena que te empujó. Ahora sé que hiciste mucho bien a mucha gente a lo largo de tu vida. Por eso estoy seguro de que, si fuiste rechazado en esta vida, tu padre Dios no te va a rechazar en su casa. Tu vida valió la pena.
Un abrazo,
Daneel