La destrucción del Opus Dei se ha producido lentamente.- Neruda
Fecha Monday, 23 March 2015
Tema 125. Iglesia y Opus Dei


Me ha gustado mucho la última aportación de Gervasio: “El sacerdocio como culminación del éxito vocacional. A mí también me obligaron a dejar una segunda carrera, porque me quitaba tiempo para el apostolado. Me prohibieron hacer estudios de posgrado: era muy caro y le quitaba dinero a los apostolados de la Obra. Todas estas indicaciones me las daba un director que no tenía, ni tiene a día de hoy, oficio ni beneficio. El cura de ese consejo local para animarme contaba sonriente que, en su país de origen, un numerario estuvo muchos años en paro hasta que le nombraron vocal de San Miguel; no hay que preocuparse.

Tener un trabajo te convierte automáticamente en alguien sospechoso, porque tienes un terreno donde no puede entrar nadie. Se te disculpa si ganas mucho, mucho, dinero: entonces puedes hacer lo que quieras, puedes “comprar” tu libertad haciendo una generosa aportación y nadie se preocupará de nada más: tú pensarás que eres santo viviendo “como un cura”, la obra disfrutará del dinero y todos contentos (me refiero a fines de semanas en Londres y Nueva York, semanas de esquí en Suiza, lo mejor en restaurantes…). Recuerdo que tres numerarios de Barcelona se juntaron un sábado, se declararon en “reunión de trabajo” y se fueron a comer al Via Veneto, el mejor restaurante de la ciudad y el más caro (ya sabemos que la obra no puede entrar en el terreno profesional de cada uno: usas la tarjeta de crédito del despacho y todos contentos).

El Opus Dei, que nació con la idea de estar dentro del mundo (“inculturado”, se diría hoy), ha terminado “trascendiendo” hasta la estratosfera y se ha convertido en todo lo contrario: en una secta nominalista o gnóstica.

Me explico. Para los nominalistas la esencia de Dios es la voluntad: Dios puede mandarlo todo. Consideran la ley natural una limitación para Dios, y por ello la rechazan. En su famoso discurso de Ratisbona, Benedicto XVI decía que “no actuar según la razón es contrario a la naturaleza de Dios”. Y añadía: “para la doctrina musulmana, Dios es absolutamente trascendente. Su voluntad no está vinculada a ninguna de nuestras categorías, ni siquiera a la de la racionalidad. En este contexto Khoury cita una obra del conocido islamista francés R. Arnaldez, quien observa que Ibn Hazm llega a decir que Dios no estaría vinculado ni siquiera por su misma palabra y que nada le obligaría a revelarnos la verdad. Si fuese su voluntad, el hombre debería practicar incluso la idolatría”. Por eso se nos decía que en el Opus Dei “se puede mandar todo, mientras no sea ofensa de Dios”; y lo que es ofensa de Dios, lo decide el Opus Dei, lo cual se sobreentendía. Por eso ignoran el Código de Derecho Canónico, porque Dios los ha puesto por encima de ese código. Por eso no hay seguridad jurídica en la obra, porque dependen de la voluntad caprichosa de unos directores. Y tampoco hay que pagar impuestos ni seguridad social a los empleados, si es ad maiorem gloriam Dei. Dieu le veut, clamaban en la primera cruzada.

La libertad se convierte en arbitrariedad: la voluntad de Dios es más importante que la inteligencia de Dios (la esencia de Dios es su omnipotencia). Dios, por su omnipotencia, lo puede mandar todo y los directores son los encargados de interpretar y transmitir la voluntad de Dios (lo he visto en la oración, dicen). De ahí también cosas tan absurdas como el cilicio o las disciplinas que solo tienen que ver con este voluntarismo.

Después de tanto estudiar a Aristóteles y Santo Tomás, que formularon y respetaban este orden natural, la obra se ha pasado al otro lado. Estoy convencido de que es el cumplimiento del deseo del fundador: “Señor, si la Obra no es tuya, destrúyela”. No sé si el fundador pensaba que le caería una bomba en ese momento, en todo caso pensaba en algo extraordinario. La destrucción se ha producido lentamente, al romper el ordo naturae, el orden querido por Dios (la obra es tan complicada que no se ha encontrado todavía una figura jurídica que incontrovertidamente refleje su carisma, en la que encaje limpiamente; ¿alguien sabe qué es el Opus Dei? preguntaba Satur). Es el problema de los nominalistas, que acaban actuando en contra de la naturaleza y no se dan cuentan que Dios está en las cosas ordinarias.

Neruda









Este artículo proviene de Opuslibros
http://www.opuslibros.org/nuevaweb

La dirección de esta noticia es:
http://www.opuslibros.org/nuevaweb/modules.php?name=News&file=article&sid=23085