Dos acontecimientos que me han removido.- Dolcevita
Fecha Monday, 16 March 2015
Tema 105. Psiquiatría: problemas y praxis


Queridos amigos y compañeros de combate:

A pesar de que hace tiempo que no escribo, os prometo que lunes, miércoles y viernes al acabar el día, no falto nunca a nuestra cita y sigo con interés todas vuestras cuitas.

Dos acontecimientos presentes en estos días, me han removido especialmente y han traído un recuerdo a mi ya cascada memoria, que sin ánimo de levantar ampollas y a sabiendas del dolor, indignación y tristeza que os va a producir, me creo en la obligación de contároslo. Probablemente así se entiendan muchas cosas.

Ando impresionada y triste por lo que contáis del padre Danilo y otros. Para postre, han fallecido unas personas de la obra que, por mi cercanía con ellas he acudido al tanatorio. Allí, como es natural, me he visto rodeada de personas de la obra a las que hacía muchos años que no veía. Lógicamente, las he saludado, he charlado con ellas, y les he comunicando que estoy felizmente casada.

Lejos de alegrarme del encuentro con esas personas queridas, quedé triste y con un nudo en el estómago, pues fue terrible ver la transformación que habían sufrido aquellas chicas jóvenes y alegres con las que yo conviví hace años… Y claro, no me refiero a los estragos lógicos del paso de los años… Muchas de ellas, cadáveres ambulantes. ¡Lástima!

Estas tristes emociones me han recordado algo que tenía absolutamente olvidado. Los que habéis sido directores lo sabréis, y los que no, os lo cuento ahora:

Cierto día, llegó una novedosa indicación de Roma, que nos transmitieron a las directoras para que lo tuviéramos en cuenta a partir de entonces en el gobierno  y en las “confidencias” de nuestras hermanas depresivas y con enfermedades mentales.

La indicación era sencillamente: “Aunque “nuestro Padre” nos enseñó que los enfermos en casa eran el tesoro de la obra, muchas de las enfermedades mentales se curan sencillamente con entrega y vida interior”

Para que esos enfermos se recuperaran pronto, deberíamos ser fuertes en la dirección espiritual para exigirles mayor sacrificio y fortaleza.

Esta idea fue una constante en aquellos años.

Y en aquellos años, yo viví con dos personas que intentaros suicidarse, otras dos que ingresaron en un psiquiátrico, una a la que debíamos acompañar día y noche (de noche con la puerta abierta, claro, no vaya a ser…), otra en cuya habitación tuvimos que poner rejas, y otra que se tiró al fin por la ventana. Descanse en paz.

Y le hicieron santo.

Dolcevita









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