Limosnas.- Pepone
Fecha Tuesday, 13 July 2004
Tema 070. Costumbres y Praxis


Limosnas

Hola amig@s:

Llevo ya casi un año leyendo a diario vuestra web y hoy me animo a escribiros por vez primera. Lo primero de todo es felicitaros por esta iniciativa tan genial. Aparte de ser un foro de reflexión y crítica extraordinario creo que sirve también para prestar ayuda (que simplemente se da al compartir experiencias) a todos los que hemos invertido años, ilusión y en definitiva lo mejor de nuestra vida en un proyecto que luego resultó no ser aquel del que nos hablaron.

Hace un par de semanas escribí unas notas para enviaros; iban sobre todo de la presión que sufrí para que pitara (en una convivencia Univ) y de la forma en que se vive en la obra el Dulcísimo Precepto. Como esto último lo ha tratado espléndidamente Jorge, me gustaría llamar la atención sobre otra incoherencia que viví en mis tiernos años de juventud dentro de la cosa, que ya ha sido aludida igualmente en la web. Me refiero al modo de vivir la caridad.

Si no recuerdo mal en mis tiempos, por ejemplo, se decía que no se podían dar limosnas a los pobres, ni tampoco ser excesivamente generoso si asistíamos a una misa fuera del centro, porque de ello ya se encargaba la obra. Eso me llamó muchísimo la atención puesto que, entre otras cosas, chocaba con la educación, muy cristiana por cierto, que recibí de mis padres. Y si no entendí mal, significaba, en definitiva, que una virtud cristiana esencial no se podía (debía) vivir individualmente por el hecho de ser numerari@. Era una virtud, se nos recalcaba, que debía vivirse colectivamente (pues era la obra la que se encargaba por cada uno de nosotros de atender esas necesidades), todo ello bajo el pretexto de que éramos una familia numerosa y pobre. ¿Se pueden vivir las virtudes, por ejemplo la pureza, de forma colectiva?.

Dejando a parte de que dudo de que la obra se dedicara a "dispendiar" dinero entre los desfavorecidos, el ejemplito de las limosnas fue, junto con tantas cosas repetidas en la web, uno de los clarísimos ejemplos de que: a) en la obra y al menos como numerari@, no se viven todas las virtudes que debe vivir un simple cristiano corriente y b) del doble lenguaje utilizado, porque no es posible decir al mismo tiempo, y para tranquilizar posibles conciencias disconformes, que vivíamos una virtud como la caridad tal y como tradicionalmente se enseña en la Iglesia y, de otra, que no debíamos dar limosnas. Que yo sepa (tampoco soy muy experto en teología) el tema de la opción preferencial por los pobres, siendo sensible a las necesidades de enfermos, de las personas que carecen de lo mínimo indispensable, con dificultades etc, es esencial en la enseñanza y en la propia praxis de los cristianos, que nos lleva a ver y querer a nuestros semejantes como a uno mismo independientemente de su condición económica, de salud, de educación, etc. ¿Se vive realmente eso así en la obra?. Yo las visitas a los pobres las recuerdo con una finalidad siempre apostólica, si no tienes un amigo no la hagas, se me decía.

Cierto es que desde la obra (especialmente desde el toque de atención por parte del Papa y con motivo de la beatificación), se promueven ciertas obras en este sentido. Ahora bien, se trata siempre de obras corporativas o de labores personales de supernumerari@s, pero... que pasa con la conciencia o formación individual del numerari@ de a pie que no participa en dichas tareas (que dicho sea siempre tienen una finalidad apostólica-proselitista ajena a las necesidades que debe cubrir). ¿Se forma individualmente a sus miembros motivándoles mayor conciencia social?. ¿Ante necesidades de personas próximas a los numerari@s, como padres o hermanos por ejemplo en caso de enfermedad, como se priorizan, desde la obra, las necesidades que deben cumplir sus miembros?. En definitiva, ¿existe preocupación desde la obra para que todos sus miembros, de forma individual y como deber básico que les incumbe dada su condición de cristianos en medio del mundo, puedan cumplir con estos deberes normales?.

Mi impresión, fruto de mi experiencia personal, es que no se tiene desde la obra la más mínima sensibilidad al respecto, con la justificación de que las mayores necesidades son las estrictamente espirituales, lo que trae como consecuencia un incumplimiento de sus obligaciones (de dar y procurar una auténtica formación cristiana para sus miembros).

En fin, para no extenderme, sólo quería preguntar si ha cambiado en algo esa forma de actuación (tal y como la percibí y viví, que puedo estar equivocado).

Un abrazo fortísimo para todos y todas.

Pepone







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