Hablando del ataque que sufrió la web de Opuslibros, nos dice JaraySedal que no puede ser cosa de la Prelatura, aduciendo como motivo el carácter positivo del documento de la Obra sobre Opuslibros. Nos dice que ese documento es, transcribo:

“un modelo de mesura, donde prima la caridad cristiana, la humana comprensión e incluso una preocupación genuina por los que escriben en esta web (rezan por nosotros). Las líneas de acción que propone el documento son verdaderamente ejemplares e indirectas”.

Querido Jaray, no quiero ser despectivo hacia ti, ni de lejos: me pareces una persona tan buena que vas espontáneamente en busca de lo que podría haber de positivo en la intención de los demás (y concretamente, aquí, de los que mandan en la Prelatura – que de ahí viene el documento), lo cual es altamente loable.

Pero, hombre, por favor:

-      no te das cuenta de que ese documento parte de la premisa que solo ellos tienen toda la razón y que los que no piensan como ellos se equivocan;

-      no te das cuenta de su total desprecio hacia los que escriben en nuestra web, cuyos testimonios se ven reducidos a meras “criticas como siempre las hubo en la Iglesia”;

-      no te das cuenta de que adoptan una postura de víctimas en ese documento, lo cual significa que somos nosotros sus verdugos;

-      no te das cuenta de la negación absoluta de la autenticidad de los testimonios de tantos que han sufrido de manera escandalosa por parte de la Obra, de sus directores, cuando no del Fundador o del Prelado mismo;

-      no te das cuenta de la falta radical de empatía respecto a la experiencia de tantos que se vieron maltratados y que no tienen derecho ni al reconocimiento del daño que han sufrido;

-      no te das cuenta de la dictadura del pensamiento que pretenden imponer a todos los que se acercan a ellos, descalificando todo parecer contrario;

-      no te das cuenta de la falsedad del marketing que hacen de ellos mismos, intentando engañar con sus habituales frases bonitas de “visión sobrenatural”, de “callar, rezar y sonreír” y otras bobadas del estilo que, bien lo sabemos, no tienen nada que ver con la realidad que se vive al interno de la obra donde reinan la mentira, la cobardía y la hipocresía;

Podría seguir mucho tiempo así, querido Jaray, pero supongo que has entendido lo que te quiero decir.

Con la Obra – y sobre todo cuando se trata de un documento oficial – siempre hay que estar atento: el tono y la forma pretendidamente llenos de caridad no son otra cosa que un “packaging” atractivo que jamás tiene sus promesas: y cuando descubres la verdad, lo que experimentas solo es desengaño, tristeza y dolor de ver las cosas de Dios tan maltratadas para fines perversos – que de eso se trata.

No caigamos en la trampa de su pérfida manipulación. Atentos, pues, ya que hay que reconocer que han pasado a ser auténticos maestros en esa materia, más cerca de Macchiavello que del Evangelio.

Ubivult