La institucionalización de la pederastia en la Iglesia: el Opus Dei.- Carocha
Fecha Friday, 05 December 2014
Tema 125. Iglesia y Opus Dei


En mi opinión, la pederastia puede ser de dos tipos: física o espiritual.

La pederastia de tipo físico es más fácilmente denunciable, por razones obvias: es más gráfica.

La pederastia espiritual, o, eufemísticamente, el proselitismo con jóvenes, sobretodo bajo la capa de la Iglesia Católica, constituye, en palabras de Mauriac, "el crimen de los crímenes" porque establece, entre Dios y su creación más querida, la conciencia del Hombre, un peaje intermedio, un droit de seigneur mucho más repugnante y serio que la mera y burda violación física.

Es difícilmente denunciable, porque las pruebas se producen en espacios de privacidad espiritual, como en el Opus Dei dicen que es "la charla fraterna" -semanal para los "numerarios" y "agregados - con, precisamente, el argumento malévolo del respeto por la conciencia individual. Conciencia individual que es después discutida y analizada en reuniones formales de dirigentes, que sobre ella opinan y deciden, sin la presencia y sin el conocimiento (en los niveles inferiores de pertenencia a la institución) de quiénes ingenuamente revelaron y revelan su intimidad.

Ahí no entrará nunca investigación eclesial alguna: las formas están siempre cuidadosamente guardadas en el Opus Dei. Cuál es la validez jurídica de un registro audio, por ejemplo? No en España: eso ya sabemos que es irrelevante, porque en ese país la Justicia está o parece estar penetrada por el Opus Dei: lo que, en el caso de la Justicia, resulta exactamente en lo mismo.

Es un circuito en loop de perversidad gravísima, pero la Iglesia es vieja y sabia cuando muy bien quiere. Y, porque, por sobre todos los monótonos episodios de fundamentalismo, a lo largo de la Historia de la gente y de la Historia de la Iglesia, siempre estuvieron, están y estarán la Providencia divina y la conciencia humana, intangibles e invioladas en su secreto y ameno mundo. Pero ni la Providencia divina ni la conciencia humana son inmunes al sufrimiento. De eso se encargará otra Justicia, esta incorruptible e infalible en sus tiempos y en sus modos.

Un abrazo,

Carocha









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