Ha salido en varios escritos la cuestión de la víctima de abusos en Granada, la opinión de Carmen Charo y las respuestas encontradas que ha recibido.
Desde el terreno de juego solo puedo compadecer doblemente a Daniel, la doble victima. Victima de los terribles delitos que se cometieron con el, y victima de los manejos que –no me cabe duda- el Opus Dei ha hecho a raíz de su caso...
La hipótesis de Carmen Charo y las sospechas de quienes apoyan que Daniel no ha actuado solo sino ayudado de una mano muy amiga y muy bien posicionada en el Vaticano, tienen todos los visos de ser ciertas. El Opus Dei no da puntada sin hilo, y por supuesto que sacará provecho de esta situación: de lo contrario, la carta de Daniel ni siquiera hubiera llegado a manos del Papa. ¿De veras todas las cartas que se depositan en un sobre con un sello dirigidas al “Papa Francisco; Ciudad del Vaticano” llegan a sus manos? ¿Este fue el procedimiento de Daniel, sin más? Ya hemos hecho la prueba, pero podemos volver a intentarlo. Toda institución tiene sus filtros y secretarías, y no hay que ser muy conspiranoico para poder asegurar que si la carta llegó al Papa, es porque pasó todas las aduanas… entre las que habría algún importante y destacado miembro de la Prelatura que valorara las consecuencias corporativas. Eso sin contar con los indicios de un apoyo decidido desde el comienzo: con la precisa terminología de la redacción –“miembro” frente a “fiel”-, el momento, la aceptación de su “vocación”, el permiso para manifestarla en primera línea, etc.
Respecto al tema de la guarderías de adultos: es manifiesto en toda España que el arzobispo de Granada pertenece a Comunión y Liberación, es unos de sus destacados lideres, y gobierna la diócesis –para bien y para mal- arropado todo y solo por sus fieles “cielinos” y algunos neocatecumenales (por describirlo a grandes rasgos y sin hacer un análisis profundo que no es el lugar). Comunión y Liberación forma parte de los nuevos movimientos conservadores y como tal, y también generalizando, tiene algunas visiones en común con el Opus Dei y disiente en muchas otras. Es así que “juegan en la misma liga” y por tanto, son competencia. En algunos momentos comparten jugadores: filósofos con un pensamiento muy concreto, temas de bioética, marketing provida y hasta el alzacuello. En temas canónicos, litúrgicos, organizativos y hasta morales, pueden ser bastante divergentes.
En España Comunión y Liberación no tiene ni de lejos el peso del Opus Dei, o el peso que el mismo CL tiene en Italia.
En la cancha granadina, el arzobispo, como muchos prelados españoles, no mueve un dedo en contra del Opus Dei, pero tampoco a favor, y de puertas no excesivamente adentro, es palmariamente contrario.
Por tanto, y con independencia de la gestión que el propio arzobispo haya hecho del asunto Daniel, al Opus Dei le viene muy bien prestigiarse frente a Comunión y Liberación: es decir, en este partido, Opus- 1, CL- 0. La pelota, el pobre Daniel.
A estas alturas de la película a nadie debería escandalizarle que los movimientos eclesiales, en el sentido amplio del término, jueguen en el Vaticano a ganar la liga y llevarse el trofeo “Papa-lovers”. Si para ello tienen que dar patadas a un joven y desgraciarlo de por vida, como si se las dan a ciento. Y aquí lo realmente grave es que la pobre víctima, que ya lo fue en su infancia, lo está siendo de otro modo en su vida adulta.
Por otra parte, Granada es terreno abonado: su arzobispo es un buen hombre que quizá hubiera sido notable como profesor, escritor o artista, pero un mal gobernante: gobernar es administrar tiempos y dineros, y sobre todo, conocer a las personas. De todo esto el “entrenador” adolece: su curia y su feligresía lo saben, y lo ponen de manifiesto con recurrencia, a la vez que sus incondicionales lo defienden. Además, al cese del cardenal Rouco Varela, que siempre lo apoyó, ha perdido un importante agarradero.
El partido aún se está jugando. El Opus Dei ha aprovechado la ocasión y ha marcado. Esto es solo un comentario al primer tiempo. Y lo siento mucho, mucho, por la pelota que en este momento recibe todos los golpes. Para ti mis oraciones, Daniel.
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