Opus Dei caricatura. Opus Dei realidad.- Lizzy Babieca
Fecha Wednesday, 26 November 2014
Tema 040. Después de marcharse


Muchos hacen serios esfuerzos por discernir qué fue lo que les pasó. De qué se trató –o trata- todo. Y no aciertan. O sí, pero se nos pasa un poco la mano. Y hacemos o la caricatura o la alabanza. Hasta pasa que en una misma persona uno encuentra ambas versiones de la realidad: por una parte fue lo mejor que les pasó en la vida, que aprendieron muchísimo; por otro, la negrura mas atroz…

¿En qué quedamos, pues? ¿Amamos o vilipendiamos el Opus Dei?

Ni lo uno ni lo otro, sino todo lo contrario. Pasa que se está ante una experiencia vital compleja –toda experiencia religiosa lo es- que compromete demasiado en nosotros para resultarnos baladí. La emoción no alcanza. Pues la razón tampoco. Mas allá de emoción y razón, pues que está el pensar reflexivo, trabajo al cual casi nunca llegamos si no hemos superado primero el bloqueo emocional. De esta manera, seguimos avanzando pese al bloqueo y armamos dos discursos paralelos inconexos: el emocional –“el Opus Dei es como las pelotas”- y el racional –“peroo hay gente buena y hacen muchisísimo bien”.

¿Puras cabezas de pescado? Pues no. Les explico: tenemos 4 cerebros. El primero que es el reptiliano y regula nuestras actividades vegetativas. El segundo, el emocional. El tercero, el racional. Y el cuarto o “evolutivo” que regula la integración de toda la información anterior y es capaz de elaborar estrategias y tomar decisiones. En este cuarto es donde se encuentra nuestro comando de operaciones; por acá nos relacionamos con el resto. Aquí se encuentra doña empatía.

Allá por agosto, en uno de mis primeros escritos puse -mas o menos enojada- que la Iglesia era la responsable de dar lugar a una realidad como la del Opus, con todo el despliegue de sus negatividades. Que por eso yo me mantenía al margen: “Mientras no cambien, pues aquí me tienen de apostata”, era mas o menos mi discurso. Sigo pensando más o menos lo mismo. Que la Iglesia está en crisis, que le falta muuuuuucho para reflejar la belleza de Cristo. Sin embargo, encontré en mi análisis otros puntos que me mostraron una realidad eclesial más tierna, pese a sus fealdades. ¿Qué hice? Pues pasé la info al lóbulo frontal. Es decir, en cristiano, que medité. Cuando meditas, tu cerebro integra la información y articula los distintos discursos: eres capaz de hacerte de la realidad de manera más completa. No es infalible, pero de verdad que es mejor y más acabado el cuadro que construyes cuando pasas la información por el lóbulo frontal.

Una vez hecho este trabajo, el Opus te parece menos siniestro, aunque definitivamente no más simpático. De alguna manera, te da esperanza el hecho cierto de que la Iglesia haya sobrevivido a las chorromil reformas. Por qué no. Por qué el Opus no. También es humano. Y el ser humano puede ser redimido siempre.

Si todavía hay cosas que no les crujen, traten de meditar. El método cristiano o el budista, sirve.

lizzybabieca@gmail.com









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