Monseñor y sus obispos.- Pepito
Fecha Monday, 10 November 2014
Tema 125. Iglesia y Opus Dei


           Lo que Junio cuenta no me cuesta nada creerlo. A nuestro santo preferido le encantaban las exhibiciones de demagogia, como la que Junio recuerda o como aquellas proclamas de que él amaba la libertad más que nadie y por encima de todas las cosas. En este caso, además, median otras circunstancias: Él, que al parecer había intentado que lo hicieran obispo como a su modelo/anti-modelo Herrera Oria, decía aquello de que había conocido a unos cuantos papas y a unas cuantas docenas obispos; pero que solo había conocido a un fundador del Opus Dei (¡chúpate esa!).

Yo sospecho que a buena parte de los obispos, y sobre todo de los españoles, los consideraba como “chicos de mucho mérito”, como decían sus amigos/as de Neguri (por no decir paletos), a los que podía deslumbrar con una buena comida en Villa Tevere (con criadas de uniforme y un buen rioja servido en jarra, por supuesto); y con llevarlos luego en coche a su casa, pero aclarando -como aclarado dejó- que el prelado en cuestión no debía sentarse en el asiento de atrás, como si el hijo suyo que lo llevaba fuera un vulgar chófer (pues él los gastaba de arquitecto para arriba), y sentado en el asiento de atrás.

En fin, está claro que le interesaba ganarse a los obispos para su causa; pero nada más. En todo caso, me parece claro que su actitud de puertas adentro era la de que “ante el Padre”, un obispo no es nada o, como mucho, es uno más. ¡Genio y figura de Nuestro Padre! Y lo digo sin encono ni amargura alguna y sí con todo el sentido del humor que al cabo de los años Dios me ha conservado.

Pepito









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