Fraude vocacional.- E.B.E.
Fecha Monday, 03 November 2014
Tema 125. Iglesia y Opus Dei


Una forma de comprobar el fraude vocacional que pueda existir dentro del Opus Dei, es comparando las nuevas constituciones de los Legionarios y los Estatutos del Opus Dei de 1982 junto con un tercer elemento: la vida real, es decir, lo que realmente sucede todos los días en la vida de cada integrante del Opus Dei (laico o sacerdote), particularmente en el caso de los miembros célibes.

De esta forma podrían comprobar tres cosas:

1)      Las diferencias entre las Constituciones de los Legionarios y los Estatutos de la Prelatura del Opus Dei (donde, por ejemplo, no aparece la obligación de hacer testamento)...



2)      La enorme similitud entre las Constituciones de los Legionarios (religiosos) y la vida de los laicos del Opus Dei (supuestamente secular), comprobando que dichos laicos viven una vida propia de religiosos (etapas de incorporación, exigencias a la hora de vivir la pobreza, etc.) como los mismos legionarios.

 

3)   La gran diferencia entre gobierno y dirección espiritual que existe, si se compara el régimen de vida según las nuevas Constituciones de los Legionarios con el régimen de vida que llevan los integrantes del Opus Dei, donde no se respeta la libertad para confesarse con sacerdotes que no sean de la propia organización ni tampoco se puede elegir director espiritual ni tampoco se respecta la libertad de la conciencia frente a los superiores.

 

Una de las cosas que se puede concluir es que, además de mantener una economía en negro, a través de un trabajo no remunerado adecuadamente (caso de las numerarias auxiliares que cobran el sueldo de una manera un tanto peculiar) como también de un trabajo en negro (sin aportar a la seguridad social), el Opus Dei mantiene una vida religiosa en negro, es decir, sin estar registrada adecuadamente en los reglamentos o régimen jurídico aprobado. Más aún: el propio prelado ha decretado reformas a los Estatutos de manera secreta.

Estos dos elementos son pruebas contundentes de la opacidad del Opus Dei, lo cual debería ser un motivo de preocupación para los propios integrantes de la prelatura.

¿Por qué no lo es? Por muchas razones seguramente, pero una de ellas posiblemente sea la falta de perspectiva a futuro. ¿Para qué quiero yo un respaldo jurídico si "mi patrón" cuidará de mí toda la vida? Este tipo de razonamientos propios del paternalismo del siglo XIX siguen vigentes dentro del Opus Dei.

Como la economía en negro, esa vida religiosa en negro implica una precariedad muy seria y muy grave, pero los miembros del Opus Dei no son conscientes de ello. Dicha precariedad se manifiesta plenamente a la hora de la salida.

El aporte de Escrivá, su "idea original e innovadora", denominada también por el mismo fundador como "el llamado universal a la santidad", no  ha sido otra cosa que crear "religiosos sin papeles" (cfr. Julito Membrillo, “EL Opus Dei ha llegado con un siglo de anticipación”), es decir, una vocación sin respaldo en el derecho canónico, sino en legislaciones no oficiales que inventa y modifica el mismo Opus Dei, como bien lo ha demostrado la carta del prelado de octubre de 2011, donde, por circunstancias aún no aclaradas oficialmente -se supone que han sido presiones de la Santa Sede-, se vio obligado a negar la existencia de los aspectos clandestinos de la vocación al Opus Dei.

En este sentido, Escrivá no es ningún precursor del Vaticano II sino el creador de una vocación en negro, destinada a evadir del derecho. No es extraño, por tanto, que Escrivá se pusiera muy inquieto ante la posibilidad de que llamaran religiosos a los integrantes de su organización: más que un problema de carisma, suponía "blanquear la vocación" y por lo tanto perder los enormes beneficios que al Opus Dei le significa el trabajo vocacional en negro, en concreto: incorporar engañosamente vocaciones laicas para luego explotarlas imponiéndoles exigencias propias de religiosos, y finalmente deshacerse de esas mismas vocaciones de forma mucho más simple que si estuvieran registradas en el derecho universal de la Iglesia.

No es casual la deserción de miles de vocaciones a lo largo de la historia institucional del Opus Dei: forma parte del sistema de explotación en negro creado por el mismo Escrivá, donde no hay registros de nada (o más bien, sólo de aquellas cosas que el Opus Dei quiere que queden registradas).

El paternalismo, con el cual se evade todo blanqueo jurídico, es extorsivo, pues solicitar o exigir respaldo jurídico equivaldría a "desconfiar del padre" y el Opus Dei -no por casualidad-se basa "principalmente en la confianza", es decir, en la ausencia de respaldos jurídicos escritos -todo suele ser oral-, razón por la cual no es necesario tampoco que "los hijos" accedan o lean los Estatutos, y por eso no se traducen, suficiente es que confíen en "la palabra del padre".

Además, dicho paternalismo tiene éxito porque, de manera usual, quienes se entregan a la prelatura creen que la palabra del "padre" permanecerán para siempre (lo que más duele y lo que provoca la salida de no pocos, es comprobar que "el padre" es una gran decepción (tanto Escrivá como sus sucesores) y ha faltado a su palabra, cuando no ha sido un directo engañador). En el caso del Opus Dei, no es un régimen jurídico el que respalda la vocación, es "la confianza en el padre".

Por que creen en "el padre", "los hijos" piensan que permanecerán para siempre en el Opus Dei y, por lo tanto, en nada influyen las cuestiones jurídicas “formales” (como les hace creer el Opus Dei a sus súbditos) siendo suficiente “la fidelidad a la vocación” (es decir, obedecer ciegamente "al padre" y no cuestionar nada). En realidad, las cuestiones jurídicas influyen también -y mucho- mientras se permanece dentro del Opus Dei, porque la falta de ley facilita los abusos de autoridad.

No hay ningún beneficio real para quien vive bajo ese régimen de vida religiosa al margen de la ley y al mismo tiempo acepta semejante blanqueo. Es un beneficio ficticio que durará lo que dure la ficción (ciertamente, a veces la ficción dura toda una vida, y cuando lo que uno busca es escaparse de la vida, se busca ficción y en el Opus Dei muy bien la puede encontrar).

Va a llegar el momento en que no sólo se reclame por la economía y el trabajo en negros sino también por la vida religiosa en negro, que es el origen de todas las demás opacidades e irregularidades de todo tipo dentro del Opus Dei.

E.B.E.







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