La única manera digna de salirse del Opus es ser nombrado obispo.- Josef Knecht
Fecha Monday, 03 November 2014
Tema 125. Iglesia y Opus Dei


Me han parecido excelentes los dos artículos de Rampsall (24.10.2014 y 31.10.2014) que tratan de la excardinación de los sacerdotes de la prelatura personal. Sobre la cuestión de los obispos, que Rampsall glosa en su segundo artículo, tan sólo quisiera recordar que ya Idiota (11.07.2007) escribió a este respecto una sentencia graciosa, que ahora transcribo: “¡la única manera digna de salirse del Opus Dei es ser nombrado obispo!”. Rampsall –y también Newman– desarrolla esta idea explicándola en su artículo del 31.10.2014, del que cito el siguiente párrafo:

 

Así pues, los sacerdotes numerarios ordenados obispos no pertenecen en adelante al clero de la prelatura, ni tienen dependencia de régimen del Prelado. Cuando se jubilan, pueden elegir entre vivir en un domicilio particular a cargo de la diócesis, o de la Sta. Sede si son titulares curiales, o volver al convento o centro. Lo primero es lo más frecuente. ¡Cómo va a mandar el Prelado sobre un obispo! Es al contrario, los obispos son los que mandan. Los obispos jubilados siguen bajo la jurisdicción del Papa.  

 

Son ironías de la vida humana, cuya casuística llega a veces a vericuetos complejos. La Obra de Escrivá, supuestamente tan laical y tan de cristianos corrientes en medio del mundo, considera “anatema” al laico o al sacerdote que libremente se desvincula de la prelatura personal, como ha recordado E.B.E. en su aportación “Cambiar al Opus Dei” (31.10.2014); de ahí que los directores del Opus dejen de ayudar a esos “anatemas” por ser traidores a su vocación. Ahora bien, si un sacerdote prelaticio es nombrado por el Papa obispo diocesano y, por tanto, se desvincula jurídicamente de la prelatura personal, no sólo no es “anatema”, sino que pasa a ser una gloria para la Obra de Escrivá. A esto es precisamente a lo que Idiota se refirió en 2007 con su irónica sentencia: “la única manera digna de salirse del Opus Dei es ser nombrado obispo”, es decir, una manera nada laical.

 

Quien se marcha del Opus no para ser obispo, sino para llevar una vida de cristiano corriente en medio del mundo, que es el caso de muchos ex numerarios/as, se convierte en un “anatema”, siendo así que el carisma específico de la Obra de Escrivá es el de ser cristianos corrientes en medio del mundo y no el de llegar al episcopado. ¿Acaso no es verdad que la vida humana alcanza de vez en cuando complejidades raras a más no poder?

 

Como bien explicó E.B.E. en la citada aportación, el Opus sabe halagar a los poderosos para encontrar en ellos apoyos a sus intereses institucionales. Los sacerdotes prelaticios que llegan al episcopado son piezas clave en el entramado de poder, tanto eclesiástico como civil, que el Opus Dei ha sabido tejer en la Santa Sede y en otros países, entramado que algunos periodistas denominan “Octopus Dei” (“Pulpo de Dios”), como he recordado en mi escrito del 27.10.2014. No es de extrañar que esos obispos aprovechen la posición privilegiada de su cátedra episcopal para halagar a distintos benefactores de la prelatura personal. Lejos de ser considerados “anatemas”, pasan a ser protectores oficiosos, pero eficaces, de los intereses institucionales de la Obra de Escrivá, el cual, dicho sea de paso, se quedó con las ganas de ser nombrado obispo (ver Marcus Tank: Petensión del espiscopado para san Josemaría Escrivá de Balaguer, 14.03.2014).

 

Josef Knecht









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