Cambiar al Opus Dei.- E.B.E.
Fecha Friday, 31 October 2014
Tema 125. Iglesia y Opus Dei


Como muchos, pienso que Opuslibros ha sido, y sigue siendo, un emprendimiento excepcional por el simple hecho de haber creado un lugar para darle voz a tanta gente que no tenía dónde expresar sus experiencias y sufrimientos en relación al Opus Dei. Ciertamente, con relatar lo sucedido no se cambia el mundo de un día para el otro. Incluso se pueden generar situaciones conflictivas, de desencuentros y desentendimientos, como la que se ha dado a lugar recientemente con la carta de Antonio Esquivias...



Pero más allá de esas fricciones, Opuslibros tiene un valor único, que supera con creces las donaciones mensuales que recibe o podría recibir.

No creo que el fin de Opuslibros sea ponerle un freno al Opus Dei, aunque podría muy bien ser una consecuencia secundaria.

El fin es más bien, me parece, ayudar, comunicar, acompañar y crear conciencia entre quienes han sido afectados por la experiencia del Opus Dei, incluso entre quienes piensan que esa experiencia es positiva y han decidido permanecer. Bueno, pues para ellos también son las diversas reflexiones que puedan encontrar en tantos testimonios de Opuslibros.

Ponerle un freno al Opus Dei, e incluso provocar un cambio dentro de la organización, es una tarea compleja.

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Uno de los puntos más críticos es que el Opus Dei implica una fe religiosa propia, montada sobre la fe católica. Más aún que una iglesia dentro de la Iglesia, el Opus Dei es una fe dentro de la misma Fe. Esto hace que cualquier cambio o crítica hacia el Opus Dei sea lo mismo que cualquier cambio o crítica de un dogma católico. En no pocos casos, también termina afectando la fe católica de muchos, quienes, al separarse del Opus Dei, acaban perdiéndola y separándose de la misma Iglesia Católica (especialmente si ingresaron al Opus Dei siendo muy jóvenes).

No hay modo de razonar ni de posibilitar un dialogo en “cuestiones de fe”, es decir “en cuestiones de espíritu”. El único camino, y cambio posible a nivel personal, es “perder la fe” en el Opus Dei. Por eso, los que se marchan son considerados anatema, y al mismo tiempo, los que pierden la fe en el Opus Dei terminan marchándose.

Dentro de ese marco, donde el Opus Dei funciona como una religión en sí misma, muchas cosas cobran una nueva significación. Posiblemente muchos lo hemos olvidado porque “hemos perdido la fe” en el Opus Dei, pero si tuviéramos esa fe, interpretaríamos muchas cosas en sentido opuesto, o al menos diferente. El tema de no ayudar a los ex es uno de esos tantos tópicos: se podría simplificar diciendo que al anatema no se le ayuda. Esto “es de fe”. Y así tantas cosas, que hoy nos parecen del paleolítico.

Juntamente con esa fe, el Opus Dei desarrolla modos de sobrevivir en medio de un mundo que no tiene la misma fe, es decir, un mundo “que no nos entiende” y entonces desarrolla estrategias de supervivencia (pillería, picardía y diversas prácticas disociativas). Se puede tener una gran fe, y al mismo tiempo, no pagar las cargas sociales “porque somos una familia” y no una empresa. Se disocia la fe respecto de ciertas prácticas sociales (como evitar las cargas sociales, usar asociaciones civiles como testaferros, etc.), consideradas injustas “a los ojos de un mundo sin la fe del Opus Dei”.

El problema no es simplemente que el Opus Dei no paga las cargas sociales (salvo que lo obliguen o se vea en la obligación de hacerlo). Eso es una consecuencia más de la fe que practica (y promueve mediante el proselitismo). La fe del Opus Dei cambia la visión de muchas cosas, y a través de ella se las reinterpreta, como en otro idioma, ininteligible, abierto sólo para iniciados.

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El Opus Dei tiene a su vez una característica peculiar fundacional (es decir, “de fe”): no suele ser generoso. Forma parte de su fe “el no dar” y en definitiva, consagra un cierto espíritu de miseria o espíritu miserable como si se tratara de una excelsa virtud. Promueve la generosidad en todos, incluso lo compromete a Dios mismo a ser generoso (prometiéndoles a todos que “Él no se dejará ganar en generosidad”), pero el Opus Dei mismo se autoexcluye de toda generosidad hacia el prójimo.

Me pareció muy profunda la síntesis de María Angustias: «nunca fui a cobrar un salario sino a dar y a darme». La cuestión de la seguridad social es muy importante, pero hay que tener en cuenta que, en todo caso, el fraude a la seguridad social se enmarca en un contexto mucho más amplio e importante: en la defraudación a la donación personal (cfr. Abusos contra el alma).

¿Qué es lo que han dicho en otras ocasiones diversos tribunales o algunas autoridades: que la relación con el Opus Dei era un vínculo religioso y no laboral, un vínculo sagrado y no profano, regido por los principios de la religión y no de la sociedad civil (diciéndolo de manera muy simple). Si bien no es toda la verdad, es una parte importante, aunque no sea exacta.

Cronológicamente podría decirse que la donación personal precede a cualquier otro tipo de vinculación con el Opus Dei, y es a partir de ella que se dan las demás, particularmente las laborales, muchas veces elaboradas de manera tal que no se expresan en contratos laborales explícitos sino implícitos, dando lugar a lo que se podría denominar una economía en negro. Pero desde la fe del Opus Dei, no se trata de una economía en negro, es una economía familiar con derecho a no ser fiscalizada por el Estado, como sucede dentro de una familia, entre el dinero que los padres dan a sus hijos, por ejemplo (desde luego, sin pretender ningún tipo de rigurosidad jurídica, pues los padres ya han pagado impuestos por el dinero que dan a sus hijos, etc.).

¿Por qué es importante todo eso? Porque explica por qué es tan difícil combatir u obtener resultados enfrentando al Opus Dei. A veces se podrá ganar batallas aisladas, pero el problema de fondo no es secular o legal: es un problema religioso. En última instancia, es un problema cuya solución incumbe principalmente a la Santa Sede.

Si el Opus Dei gana en los tribunales civiles (cuenta con defensores) es porque antes ha ganado (prestigio) en los eclesiásticos y, salvo que mediara escándalo, es muy difícil ganarle en los tribunales civiles para doblegarle a nivel eclesial. El Opus Dei apunta a la cima porque desde allí es más fácil tirar piedras para defender su posición, en cambio empujarlas desde abajo hasta la cima -donde se encuentra el Opus Dei- con intención de "devolvérselas", se torna una tarea imposible para quienes pretenden así vencerle. En cambio, mediante la difusión de la verdad y la creación de conciencia, como es el caso de Opuslibros, es posible ir llegando poco a poco a la cima, aunque sea lentamente. Porque la difusión de la verdad no es una batalla menor.

Los planteos jurídicos en los tribunales civiles podrán tener más o menos éxito (menos que más, porque el Opus Dei es un experto en crear compartimentos estancos, de tal manera que una derrota no afecte al barco en su totalidad, nuevamente la idea de la disociación entre el orden legal jurídico y el orden teológico-religioso). Así como las dos Secciones (mujeres/varones) van juntas pero al mismo tiempo separadas por 5000 km, así el orden de la fe y el orden de la practicidad o supervivencia (de la pillería, digamos). Totalmente separado y al mismo tiempo tirando juntos hacia adelante.

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El Opus Dei, a su vez, es un especialista en hacer la corte, especialmente en el ámbito que más le es necesario: la Santa Sede. Las aprobaciones jurídicas y las canonizaciones son prueba de ello. Nuevamente aquí, como seres de a pie, estamos en enorme desventaja. Podríamos juntar muchas firmas, pero ciertas esferas de autoridad se rigen por un orden jerárquico, no por el voto democrático (no sólo la Iglesia, las academias, el mundo de los negocios y tantos sectores que son gobernados por diversas elites).

El fundador Escrivá hablaba de llevar a Cristo a la cumbre de las actividades humanas, lo cual se interpretaba de manera exclusivamente piadosa. Pero los hechos han demostrado que también existe otra interpretación, muy efectiva por cierto: halagar a quienes están más alto en la jerarquía de la sociedad.  De esta forma se consigue todo lo necesario (para crecer y mantener la organización funcionando) No tiene nada que ver con ser los mejores siendo santos.

Por lo tanto el método contra el éxito del Opus Dei no puede ser la fuerza ni la protesta bruta. Como en tiempos del Ancien Regime, el Opus Dei se mueve muy bien en los ambientes de las diversas cortes de Versalles –de las distintas elites sociales-. Aunque no sea el participante más poderoso, obtiene lo que necesita, que es lo que le interesa, y quienes han abandonado la prelatura usualmente no cuentan con un “respaldo cortesano” necesario como para enfrentar al Opus Dei y dejarlo expuesto frente a las diversas cortes donde obtiene su prestigio.

El método para enfrentar al Opus Dei ha de caracterizarse por la sutileza, no por el enfrentamiento abierto, y también por diversas iniciativas muy meditadas y sólidas, ejecutadas sin apuros.

El Opus Dei no es una organización democrática que cambiará por el número de votos que se consigan en su contra: es una particular religión organizada alrededor de una fe radical, a partir de la cual se desprenden las principales conductas morales, una de las cuales es la de cortejar, agradar, adular, y en definitiva, ganarse el favor de los poderosos o de las instancias donde reside el poder. Al ganarse esos favores, corre con una gran ventaja y se hace muy difícil hacerle frente.

E.B.E.







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