La “ruteta vaticana” fue un término acuñado en los años 60 por los fallos del método de control de natalidad Ogino-Knaus. Término que hago extensivo a los demás métodos naturales, ya que éstos nunca fallan, sólo falla la persona que los aplica, vamos como algo así como el opus. Si hacemos memoria, recordaremos que el opus dei nunca se equivoca. Cuando hay un error, se ha equivocado una persona concreta en un asunto concreto. Y así todos contentos.

Recuerdo que una vez fui a aprender aquello de los métodos naturales con mi esposa, me pareció tan patético… hablaban de eficacias, de cálculo, de moco, estadísticas, de días prohibidos… etc. Para contrastar, me fui a una clase de anticoncepción artificial, y hablaban con los mismos términos y fines. Después de todo ello, concluí, que era el mismo perro con diferente collar y por lo tanto los métodos naturales era el método anticonceptivo de la Iglesia. Y que no me digan, que lo enfocaron o lo entendí mal… no quiero oír otra vez “se ha equivocado una persona concreta en un asunto concreto”, no estoy en “una guardería para adultos” y nunca lo he estado. Además la monitora de los naturales se hartaba de decir que no era el método anticonceptivo de la Iglesia, “excusatio non petita, pecata manifesta”.

Pero la ruleta no la quiero enfocar desde el punto de vista de la sexualidad. Sino desde el punto de vista de la “guardería para adultos”, la Iglesia se está suicidando, está llenando la recámara de balas, sin posibilidad de encontrar un agujero del tambor vacio. Muchas “vocaciones” diocesanas, son “productos defectuosos” de las guarderías, en que no acaban de encajar al 100 por 100, con la institución y son deportados a las diócesis. Por eso hay un ligero aumento de curas “majos”, que en vez de entender los nuevos tiempos se refugian en guarderías preconciliares, creando guetos, mirándose el ombligo, y lamentándose de los tiempos actuales.

¡Menudo panorama!

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