El último retiro.- Jason
Fecha Monday, 15 September 2014
Tema 010. Testimonios


Los escritos de Lizzy Babieca, tan ricos, y los consejos de desnudo, tan directos, me han ayudado a exhumar recuerdos de mi último retiro en la opus. Fué a principios de la primavera del año en que cayo el muro de Berlín, en un lugar carísimo que dejó temblando mi cuenta durante meses, como siempre. Omnia in bonum! Tenia 21 años.

Necesito estos cinco días para ordenar mi vida en silencio. Tengo mucho que meditar, y rezo pidiendo algo de luz. Vengo destrozado, triste, machacado, confuso, como un cantaro relañado, un aguila embarrada, un leproso ciego...



Esto no funciona y no da para más. De aquí tiene que salir algo nuevo, una reconversión, el paso definitivo en mi perseverancia. O el san seacabó. Llevo siete años haciendo lo mismo, recomponiéndome en el retiro anual, pidiendo fuerzas para volver a intentar la misión imposible. Estoy donde no quiero estar.

Ah!, no quiero estar por que me quiero ir, no cumplir Tu Voluntad, escaquearme de la batalla divina, como Jonás. Aparta de mi este caliz. Pero yo quiero querer lo que Tu quieres que quiera, aunque no quiera. Y no quiero. Pues tengo que quererlo. Y hacerlo. Hasta las heces.
Tu voluntad es tu-en-mi-Obra, Tu Obra!, con sus criterios de Don Pantuflo, su carcundia mental, su ignorancia del mundo, su piedad meapílica, su gris infinito, su desprecio de los otros, su borreguez fanática, su infalible gracia de estado, su esquizofrenia letra-espíritu/palabra-acto, sus praxis de limpieza de ceniceros, su paranoia persecutoria con campaña organizada, su instrumentalización apostólico pros-elitista, su santo fundador, su culturilla de recensión y panfleto, su fraternidad de guardería, sus pudibundeces de santurrón tontorrón, sus precios top luxury for poor family father, su intelectualidad de autobombo, su teología de cuartel ultramontano, su ascética de noria, su burocracia de politburó, su falta de miras y objeto y horizonte y valor mas allá del incremento continuo del número de miembros en reproducción asistida. Da igual. Tu voluntad es Jonás Opusino y yo sólo quiero querer lo que Tu quieras, aunque no quiera y pondré mi cuello en el altar si mi padre Abraham lo tiene a bien, amén amén. Vale la pena! Teorema: Si Jonás es cristiano, Jonás ha de ser opusino. Y si Jonás no sigue el camino, Jonás ni es cristiano, ni es Jonás El Elegido y niegase en su afirmarse porque es la Obra su camino. Tu lo quisiste, tu te lo ten.

Llevo dos días examinando y echando estiércol a paladas. Las meditaciones y charlas no aportan nada: son topicazos, anecdotones, reflexiones sobadas, expresiones gastadas, recetas ascéticas y citas mil veces oídas. Busco el encuentro en el silencio y camino y camino por el jardín, el salón, el patioclaustro, rezando, pidiendo, vaciando. Esa noche llego tan vacío que imploto y empiezo a llorar. No tengo nada, no se nada, no valgo nada.... Padre! Padre! Por qué me has abandonado! Lloro de verdad, como un niño. Estoy inmensamente solo, no tengo donde acurrucarme. Acabo gritándome que mi papá me quería, que aun cuando estaba cansado se aguantaba y venia a contarnos cuentos. El recuerdo me tranquiliza. Me sorprendo. En todos estos años en Vietnán nunca me había permitido pensar en mi padre o mi familia más allá de los habituales movimientos estratégicos de conciliación socio-económico-vocacional. El sonsonete de el padre/nuestro padre/elpadredenuestropadre siempre me produjo un repelús edípico psicoanalítico. Uno nunca termina de conocerse.

La tercera noche paseo por el jardín cuando oigo romper el mar. Desde niño y hasta mi militancia, frecuentaba bañarme en el mar sin pudores ni temores. Jugábamos con la ardora, saltábamos en bomba desde el muelle, buscábamos la luna desde el agua. Tengo media hora antes de que cierren todo. Sin aviso, dejo de pensar en tonterías, centro la atención en lo inmediato, salto rápido el muro y busco el sendero a la cala cercana. No pienso nada, es todo impulso, ejecución, escaramuza. No hay fines ni juicios, solo resolución de problemas: orientación a oscuras, avance en zarzas, descenso de barranco, depósito de ropa, regulación de temperatura, introducción en ola, inmersión a ciegas, brazada. Tumbado en la arena, en bolas, helado, secándome con la luz de la luna, me río. A carcajadas agradecidas de animal sano. Acabo de secarme con la camiseta. Vuelvo limpio, alegre y pleno corriendo por los pinos. Salto el muro y me planto en la puerta cuando ya están cerrando. Murmuro una disculpa blandiendo el rosario. En la cama descubro arenas por todo el cuerpo. Duermo como una foca.
Soy consciente de que compartir con el director de mi alma la iluminación de la playa carece de sentido. No ha sido nada de otro mundo, sino muy de éste. Es un descriterio y una falta de orden si no leve casi grave, puede poner en riesgo la pureza y muestra elementos de soberbia vanidad. No puede, en virtud del cargo, admitirlo o escucharlo sin censurarlo. Josemaría no lo vio aquel día. Va contra la letra. Y sin embargo, ha sido un acto de reconciliación puro y santo, adánico sanador inocente, vital existencial, carismático laical, preñado de teología creativa, entrañado en el mundo sin ser mundano. Algo jipi, si, vale, franciscano. Me ha devuelto la vida.

Es el cuarto día y recompongo. Suspendo todo razonamiento viciado. Sobrevuelo todo horario. Estreno criterio incontestable. Entiendo que tan provechoso y conveniente como hacer media hora de meditación en el oratorio es hacerlo bajo los pinos. Medito en el pinar, en el camino, en medio del mundo. Vuelvo a la playa a la luz del día. Saltando por las piedras de la orilla, comprendo. Todo está bien hecho y todo me ha sido concedido. El paraiso ya es esto, lo estamos haciendo, estamos en obras, disculpen las molestias. Quieres lo que yo quiera. Tu disfrutas en nosotros. Ama y haz lo que quieras. Lo que haces, Yo lo hago. Lo que gozo, El lo goza. Mi deber es ser feliz. Afirmo enamorado de nuevo la existencia. Regreso al mundo...

Cuatro meses despues abandoné las trincheras para siempre. Jamas lo he lamentado, mas bien lo agradecí minuto a minuto durante años, hasta que el tiempo se lo tragó todo y la vida, tan rica, inundó desbordada ruinas tan resecas. Pero eso es materia de otra excavación. Gracias a todos y cada uno por la ayuda en la arqueología del alma.

Jasón Jonás







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