La locura del Opus Dei.- Josef Knecht
Fecha Friday, 12 September 2014
Tema 125. Iglesia y Opus Dei


Como no podía ser de otra manera, estoy de acuerdo con el comentario de Paiquito (10.09.2014) sobre la locura institucional de la Obra de Escrivá. El problema que se nos plantea es por qué la correspondiente autoridad, en este caso el Papa y los obispos, no la detectan, denuncian y corrigen; y no sólo eso, la presentan, siguiendo la parábola medieval del “Rey desnudo” o el entremés de Miguel de Cervantes El retablo de las maravillas, como auténtico camino de santidad.

 

De manera implícita o parcial respondí a esta cuestión en mi escrito Breves consideraciones sobre la ideología actual del Opus Dei (14.03.2012). Pero ahora quisiera esbozar una respuesta más directa a la duda planteada.

 

Durante el pontificado de Juan Pablo II, la jerarquía de la Iglesia sólo ve una causa maligna del proceso secularizador de la sociedad occidental, el “laicismo”, de modo que este es el único enemigo que hay que combatir. El Papa Wojtyla diseñó una “Nueva Evangelización” para que la protagonizaran los “nuevos movimientos” laicales, entre los que incluía la Obra de Escrivá. Desde esta perspectiva, Juan Pablo II y la mayoría de los obispos por él nombrados carecían y carecen de espíritu crítico para analizar las posibles anomalías de estas instituciones, que ven como sus principales colaboradores en la tarea evangelizadora. El caso más sorprendente fue el de la ceguera del Papa ante la vida interna de la Legión de Cristo fundada por Marcel Maciel, al que llegó a elogiar como modelo para la juventud.

 

A la vez, los problemas internos que ahora, bajo el Papa Francisco, preocupan a la curia vaticana son principalmente, si no me equivoco, poner orden en el IOR o banca vaticana, solucionar las rencillas cardenalicias que motivaron la renuncia del Papa Benedicto XVI y paliar las demoledoras consecuencias de los escándalos de la pederastia clerical.

 

Si en este contexto consideramos que, en el caso concreto del Opus, este no causa escándalos sexuales y aporta mucho dinero a las arcas vaticanas, entonces comprenderemos que los obispos no pierdan el tiempo en preguntarse qué pasa dentro del Opus. En la curia vaticana y en la mayoría de los obispados preocupan problemas más graves y escandalosos; los conflictos que pasan en el Opus y que en mayor o menor grado se hacen públicos en Opuslibros son percibidos como peccata minuta.

 

En mi opinión, el problema de fondo radica en el desenfoque de base que difumina a la jerarquía episcopal la comprensión de los problemas actuales. No sólo el laicismo es la causa de la descristianización, sino también la falta de credibilidad que la propia jerarquía católica se ha ganado a pulso. La mayoría de los obispos –sólo unos pocos son clarividentes y comprenden bien la situación– adolece de la falta de visión que Jesús denunció: ven la paja en el ojo ajeno (laicismo) y no ven la viga que llevan en el ojo propio (un lastre de integrismo religioso). Para que un obispo vea el problema eclesial de la Obra de Escrivá y de otras instituciones similares, debería desprenderse de su ceguera, pero, mientras no sea consciente de su falta de visón, no puede ver ahí problema alguno, es más, cree ver justo ahí la solución al problema. Es un laberíntico enredo del “círculo vicioso” que retroalimenta la grave crisis padecida por la Iglesia a día de hoy.

 

Josef Knecht









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