Hacerle daño a la Iglesia y a la Obra.- Lizzy Babieca
Fecha Wednesday, 27 August 2014
Tema 140. Sobre esta web


El mundo es muy grande y las personas diversas. Si Dios existe y no le somos indiferentes, pienso, debe querernos a todos y haber muerto por la humanidad completa -pasada, presente y futura-, no solo por los bautizados en su Iglesia. Y una vez frente a la muerte -que uno se puede morir solo una vez, que cuando estamos muertos no estamos vivos, y, sobre todo, no olvidar que la vida es tan valiosa que más vale morir que perderla-, pues que da realmente lo mismo si uno muere cumpliendo o no las formalidades necesarias para ser considerado "en gracia", que Dios no puede estar interesado en castigar a nadie. El amor del Dios cristiano es, por definición, más grande que su justicia...



Dicho lo anterior, quiero expresar que la Iglesia Católica me parece un camino válido, aún cuando no veo necesario tomarlo para mí. En la Iglesia también puedes encontrar "de lo mejor de lo nuestro", en cuanto a humanidad. Por lo mismo, no se me ocurriría que le estoy haciendo daño por manifestar lo que libremente pienso sobre sus metidas de pata. Es imposible hacerle daño (en el sentido no material del término) a alguien o algo, sin que medie intención, que allí es donde se ubica la maldad en el caso de las realidades inmateriales. Me expreso libremente en un mundo libre, y pienso que la Iglesia, inserta en una realidad social, como todas las demás instituciones del mundo libre, debe sostener su prestigio en base a sus actos, no en base a decires (más o menos bien intencionados), ni mucho menos en base a callares. A mi juicio, resulta poco creíble que el simple hecho de expresar lo que uno piensa sobre una institución, la dañe, a menos que lo expresado sea cierto y el daño consista en que la institución tenga que darse el trabajo de corregirse, lo cual no sería dañoso en absoluto. Por ejemplo, si la marca de calcetines "Puf Pies" tuviera un defecto de fábrica, y yo pidiera que corrigieran la falla, a nadie se le ocurriría pensar que hay en mí intención de dolo, ni siquiera al presidente o al dueño de la compañía. Creo que hasta me llegaría un mail de agradecimiento, por ayudarlos a mejorar.

¿Por qué se levantan voces, entonces, apenas uno toca el tema? ¿Es la realidad eclesial tan frágil que no resista mi análisis? ¿Por qué no se puede hablar del abuso de poder, de la falta de pobreza o del celibato apostólico, sin que se tome como un ataque? Vamos, que no cuesta nada conversar sin miedo.

He tenido momentos estelares en mi vida, pero uno muy grande fue viendo televisión, hace cosa de un año. Mi marido, a medio país de distancia, sintonizo rápidamente el mismo canal. Suspendimos la respiración mientras escuchábamos. Era un sacerdote católico quien hablaba, desde África. Me sentí identificada con su mensaje, con la Iglesia que sueña. Puedo aplicarme esos mismos ideales sin reservas. Acá, "los de siempre", lo hicieron puré. Ni que hubiera despitado del Opus Dei, y estuviera escribiendo en OpusLibros.

Que no hay intención de hacerle daño a la Iglesia, sino que todo lo contrario. Y tampoco hay intención de hacerle daño al Opus, sino todo lo contrario también. Voy a explicar por qué escribo acá, contando cómo llegue a la página.

Encontré la página por accidente. Los ojos me quedaron como platos, que no daba crédito. Había dolor, mucho dolor y también, había amargura. Así se lo dije a la directora, quien me aconsejó nunca más visitarla, que hacía mucho daño -otra vez el tema del daño- y que podía hasta hacerme perder la vocación, que ella sabía de casos. ¡¡¡Queeeeeeé suuuustoooo!!!, pensé. Que allí dentro no hay nada peor que perder el regalo más precioso que nos diera "dios", la vocación. Sin embargo, en la página (OpusLibros) se tocaban los temas que acá te mandan callar (Opus Dei), y volví. Por supuesto que no despité por la página. Al contrario: las ganas de corregir los males del OD, fue para mí motivo de renovación en la entrega.

La página me sirvió para entender que eran legítimas mis dudas, que no estaba haciendo fuera del tiesto, como a veces uno sacaba de conclusión de lo que te decían en la charla. Me ayudaron los testimonios de tantos que habían vivido lo mismo. Yo despité por el tema de la caridad y del apostolado: que no parecía que nos queríamos y que tampoco parecía que podíamos querer a los demás. Se lo dije así a la de San Miguel, y luego ya no hubo más que decir, en largo tiempo. Hasta ahora, que he vuelto.

Hay mucho que decir, que siguen en la misma. Toca insistir, tanto por los que son y por lo que serán Ex, como por lo que son y serán In. Hay que hablar, que esto es terapéutico, porque el hacernos callar continuamente adentro, y todavía querer hacernos callar afuera, resulta inaceptable. Para los que fuimos obligados a callar tantos años, por aquello que "el comentar los males solo sirve para esparcirlos", hablar resulta sanador. Yo creía que me iba a demorar por lo menos un año en borrar mi tirria opus, que debería hacerme un plan de trabajo, meditar, realizar algunas lecturas, escribir un diario, etc., para reconciliarme con lo bueno de aquellos años. Que no fue necesario: pensar un poco por aquí y por allá, ver algunas pelis con los niños, salir a trotar, conversar con los amigos, escribir en OpusLibros, y ZAS, que miré y la tirria ya no estaba. En su lugar, una alegría sincera al reconocer también, en ese pequeño y limitado circulo de mujeres opus en el cual me moví, mucha nobleza. Yo misma, que no me podía ver en esos años, ya me caigo simpática. Si tan bruta no era, me digo, condescendiente.

Esto que acá hacemos, queridos Ex e In, es algo muy bueno. Sirve. No hay que tener miedo. Por otra parte, entiendo que no se quiera adentro que la gente lea OL. Y que se recurra para evitarlo a veladas calumnias, del tipo: "no podemos dar nuestra versión, que revelaríamos cosas que los dejarían muy mal..." ¿En serio que revelarían cosas que nos dejarían, a todos y cada uno de los que acá escribimos acá, muy mal? ¡Panda de cabrones! ¿Cómo es posible que la institución no se dé cuenta de que se denuncia a sí misma con estas lindezas? De mi pueden decir todo lo que quieran, lo que se acuerden, lo que pudieron anotar y lo que quieran inventar, que no tendrá sentido (sentido de maldad) sino para ellos mismos. Sé que nos tienen a todos los que escribimos acá como unos desleales, por hablar libremente de los defectos de una institución a la que, alguna vez, amamos. Pero espérate: ¿no hablaban de mí en el consejo local, tan libremente de mis defectos, que casi se me cae el pelo cuando por desgracia e infortunio las escuché un día? Y eso que entonces no tenía la vida retorcida y poco ejemplar que ahora llevo, sino que era una ilusionada miembro del OD. Y lo peor es que no era de mí no más que se hablaban de esa manera tan poco cariñosa... mal de muchos, consuelo de espaguetis. Entendí que lo hacían así para ayudarnos, que no importaba el fondo sino la forma, de modo que me tragué mi impresión y seguí: Pax, in aeternum.

Pues lo mismo, querida opus, cuando te toque estudiar lo que aparece en OL, no te lo tomes a mal. Haz como que estuvieras escuchando, por accidente, lo que dicen de ti tus directores, y rectifica... ANTES QUE TE LLEGUE EL PALO EN LA CHARLA FRATERNA!!!

Lizzy Babieca







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