Me solidarizo del todo con Discovery (6/08/2014). Siento mucho que su vida matrimonial se haya convertido en un ridículo mélange à trois causado por las intromisiones de la dirección espiritual que su esposa recibe en el Opus Dei como supernumeraria.
Class (11/08/2014) ofrece buenos comentarios sobre la encíclica Humanae Vitae, promulgada por Pablo VI en 1968, de la que manifesté mi opinión en un artículo del 29/10/2011. Para mí, esa encíclica ha sido tal vez el mayor desacierto pastoral y teológico del magisterio pontificio reciente. Pero la opinión de Class y la mía no son compartidas por los teólogos oficialistas, ni por la mayoría de los obispos, ni por los “curas-trepa” que prefieren anteponer el éxito de su currículo clerical a afrontar las dificultades reales de la vida.
El próximo mes de octubre, entre los días 5 y 19, tendrá lugar en Roma un Sínodo extraordinario de obispos, convocado por el papa Francisco, que estudiará la problemática actual del matrimonio y la familia. Mucho me temo que, en vez de corregir los desatinos de la Humanae Vitae, se vaya a reforzar solemnemente su doctrina, dejándola intacta.
Se da también la coincidencia de que el domingo 19 de octubre, fecha de clausura del Sínodo episcopal, se celebrará, presidida por Francisco, la ceremonia de beatificación de Pablo VI. Me imagino que, en este contexto, no procede rectificar ni una coma de lo que el papa Montini promulgó en la Humanae Vitae; al contrario, es una ocasión perfecta para ratificar su pontificado al cien por cien y presentar esa encíclica con bombo y platillo como “profética”, es decir, como si hubiera dado en el clavo y hubiera aportado con clarividencia en 1968 la solución de los problemas morales del matrimonio en la sociedad de los siglos XXI y siguientes… in saecula saeculorum.
Por desgracia, Discovery lo va a tener difícil en las relaciones con su mujer. La beatificación de Pablo VI enardecerá a los defensores de la Humanae Vitae, entre los que se cuentan los curas del Opus, que también estarán exultantes tras la beatificación de Álvaro de Portillo en septiembre de este año. Para festejar como Dios manda esas dos beatificaciones, todas las supernumerarias del Opus tendrían que engendrar un hijo más; y, si son estériles como Sara, la esposa de Abrahán, entonces pedirán a Sanjosemaría y al beato Álvaro el milagro de Sara, porque nunca acudirán a la clínica “Sara” de reproducción asistida. Perdón. La clínica debería llamarse “Agar”, pues fue ésta la esclava o asistenta de la que se sirvió Abrahán para engendrar a su primogénito Ismael: las esclavas proporcionaban la reproducción asistida de aquella época. En cuanto Sara parió a Isaac, logró que Abrahán expulsara a Agar e Ismael de casa. Sara fue así un remoto precedente de la Humanae Vitae.
A pesar de los pesares, y tal vez con paciencia y pedagogía, la esposa de Discovery comprenda que se ha metido en un mundo loco, como apunté en mi escrito del pasado 28/07/2014, y reaccione a tiempo para regresar a la normalidad de la vida, condición sine qua non para que haya verdadera santidad cristiana y no una payasada como la que pintó El Bosco. El sacerdote amigo de que habla Discovery, que no parece ser un “cura-trepa”, seguramente podrá ayudarlos.
Giovanna Reale
