Dejar de ser de casa: Primera Campanada.- Resopón
Fecha Monday, 14 July 2014
Tema 010. Testimonios


"X" era una gran persona, un estupendo compañero en el centro de estudios y en algún otro centro en el que, años después, coincidiríamos. "X" era un auténtico "hermano" que procuraba vivir bien eso que nos intentaban inculcar: "el espíritu de casa". Que en la meditación salía el tema de hacer corrección fraterna, "X" hacía ese día varias correcciones fraternas con todo cariño y espíritu sobrenatural. Que en el "círculo breve" salían esas palabras de "su" Padre sobre que "si ves que alguien necesita ropa y no lo dice, dilo tú", "X" entonces acudía al director para decir que fulanito o menganito necesitaban alguna camisa o algún pantalón. Que coincidía que "X" se sentaba en tu mesa en el comedor, ahí estaba "X" sirviendo agua a todos o preocupándose de que éste o aquél no comía lo suficiente. Que llegaba una nota de la delegación sobre que había que potenciar la meditación de san-rafael, pues "X" llevaba dos o tres amigos. Que llegaba la carta mensual del Padre pidiendo mortificación adicional por sus intenciones, pues ahí estaba "X" consultando hacer horas adicionales de cilicio o de aplicarse las disciplinas algún día adicional.

"X", claro, tenía sus dificultades, sus conflictos, sus problemas ¿y quién no?.

Sucedió que me nombraron secretario de un centro de san-rafael-universitarios y allí coincidí con "X". Seguía como siempre, aparentemente alegre, entregado, voluntarioso... era una nota de alegría en un centro conflictivo... conflictivo para la delegación, pues cada año dejaban de ser de casa unos 5 o 6 numerarios. Ya fuera, me enteré de que años atrás se habían largado los cuatro que formaban el consejo local (el director, dos subdirectores y el secretario) aunque de esas cosas, claro, no se hablaba.

Decía que, siendo yo secretario del consejo local, llegó el tiempo de irse de curso anual y me coincidió el mismo destino que a "X". Desde la delegación me pidieron que, durante el curso anual, fuera yo quien llevara la charla semanal de "X" (para los profanos, su dirección espiritual). Fue entonces cuando otro subdirector del centro me llevó aparte y me explicó que "X" tenía ciertos problemas psicológicos y que tuviera con él unas charlas simpáticas, poco profundas y que le sugiriera como examen personal cuestiones fáciles como examinarse del amor a Dios y cosas así. Obviamente, no voy a hacer público el contenido de aquellas charlas pues, gracias a Dios nos fuimos y, ya fuera del Opus, aprendí el valor de la confidencialidad y discreción. Y de la Etica. Lo que sí puedo afirmar es que, los supuestos problemas psicológicos de "X" no eran otros que la dificultad en confrontar las paradojas del Opus, paradojas de las que esta Web está bien servida y documentada.

Volvimos del curso anual y comenzó en septiembre otro curso académico. Nuevos numerarios en el centro, nuevos chicos-de-san-rafael, nuevos planes apostólicos... y la vida cotidiana. "X", aparentemente seguía siendo el de siempre. Si bien, ahora yo lo sabía bien, tenía sus conflictos y dudas, en lo exterior seguía siendo el hermano alegre. Participaba en las tertulias, hacía corrección fraterna, llevaba amigos a las meditaciones, quería a la gente y la gente le quería a él.

Un día, llegaron tres directores de la delegación, lo cual no dejaba de ser algo excepcional. Nos convocaron a todo el consejo local del centro y, una vez cerrada la puerta, nos dijeron simplemente "hemos decidido que "X" no puede seguir siendo de casa. Debéis decírselo mañana y quizá pueda irse a vivir con su tía". Una bomba que hubiera caído no nos habría dejado más boquiabiertos; los del consejo local nos mirábamos entre nosotros sin saber qué decir; a mí me tamblaban las mandíbulas, al director espiritual de "X" se le escapaban las lágrimas, el propio sacerdote del centro guardó silencio y creo que atisbé en él una mirada dura... Nos pidieron que saliéramos porque iban a hablar los de la delegación con el cura y con el director del centro. Ya fuera, nos dirigimos al oratorio para, quién sabe, quizá pedir respuestas. No las hubo. A "X" no se le volvió a ver. Cuando le pregunté al director del centro sobre el tema, sobre por qué estaban expulsando a "X", por qué le mandaban a vivir con una tía anciana... sobre qué estaba pasando, me contestó con dificultad que teníamos que ver la voluntad de Dios en la voluntad de los directores y poco más. Ese día recibí en mi corazón la primera campanada que me indicaría que no debería continuar en el Opus mucho tiempo más porque, si es cierto que "ubi caritas et amor Deus ibi est", a sensu contrario, donde no hay caridad ni amor no puede estar Dios.

Resopón









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