Me
apunto un poco tarde al debate sobre el
artículo de Pilar Urbano en que intenta, sin conseguirlo, rebatir a Marcus
Tank, pero más vale tarde que nunca. Tan solo deseo aportar una idea
concreta al debate.
Desde
un principio, me dejó asombrada que la Prelatura del Opus Dei se sirviera de
una periodista –y no de un historiador– para rebatir a Marcus Tank sobre las
aspiraciones del sacerdote Escrivá al episcopado. Aunque ella goce de cierto prestigio
en la sociedad por haber publicado una biografía hagiográfica de San Josemaría,
hubiera sido más razonable que un profesional de la ciencia historiográfica
hubiera tomado la palabra. Digo que “hubiera sido más razonable” porque para
algo don Javier Echevarría, prelado del Opus, fundó hace años el “Instituto
Histórico San Josemaría Escrivá” con sedes en Roma y en Pamplona.
Me
llama poderosamente la atención el silencio que los profesionales de ese
Instituto han mantenido hasta el momento presente sobre esta cuestión y que
hayan preferido ceder la palabra a una periodista. Todos sabemos que en el seno
del Opus se practica la más estricta obediencia, de ahí que, si los directores
disponen que sea Urbano y no los profesores del Instituto Histórico quien dé la
cara, entonces todo el mundo obedece y punto. Pero este procedimiento de
actuación –silencio de los especialistas y artículo público de una periodista–
aumenta la impresión de que la señorita Urbano haya sido manipulada por sus
superiores. No se podría hablar de manipulación alguna, si los historiadores
del Instituto hubieran rebatido a Marcus Tank, ya que esa es una de las
funciones del Instituto.
Giovanna
Reale