Querida Sinfonía, como madre te puedo corroborar todo lo que te dice Luciana. Si tú no ves bien a tu hija es que realmente NO LO ESTÁ. Tu visión materna no engaña.
Si una vocación es verdadera, da paz, da alegría, da bienestar. Una verdadera vocación acerca a la persona a su familia; jamás la aleja. Si una vocación es verdadera no hace falta reforzarla con fármacos. Pregúntale a tu hija qué tipo de pastillas toma. Pregúntale quién se las ha dado o recetado. Para qué se las toma. Una mujer joven y sana no tiene por qué tomar fármaco alguno para mantenerse en una supuesta vocación. Habla con tu hija. Habla mucho con ella. Con alegría, con ternura. Háblale.
Os quiere
Perladeladriatico