CUANDO URBANO SE DESMELENA.- Isabel de Armas
Fecha Monday, 05 May 2014
Tema 115. Aspectos históricos


No es la primera vez que Pilar lo hace y, posiblemente, tampoco será la última. Pero es que en lo que va de año, lo de desmelenarse, que yo sepa, ya lo ha hechos dos veces: una, con su último libro, La gran desmemoria y, a continuación, en esta misma página, con el escrito que tanto ha dado que hablar entre los asiduos colaboradores, y que también va de intencionadas memorias y desmemorias. En él, su autora, siempre triunfalista y grandilocuente, pretende demostrar con su palabrería altisonante y tono chulesco, a veces hasta con cierto deje barriobajero, que monseñor Escrivá nunca pretendió una mitra, ni siquiera la de Toledo; la del primado de España; la que durante siglos fue la más prestigiosa de la Península por ser, con creces, la más extensa y la más rica; la del cardenal Cisneros; la del que fuera confesor de la reina Isabel, inquisidor general de Castilla y que ocupó la regencia del reino en dos ocasiones; la del conocido como cardenal de España… Pues lo que Urbano nos dice es que, ni tan siquiera semejante golosa mitra, al fundador del Opus Dei le tentaba, es más, es que asegura que nada que tuviera que ver con este tema le tentó nunca.

Sin embargo, y sin dejarse envolver por el ampuloso verbo y estilo novelero –Pilar Urbano tiene fama de novelarlo casi todo-, tras leer su pretendida aportación histórica, compruebo que la cuestión principal sigue sin estar clara, y no somos pocos los que nos preguntamos: ¿Por qué en el Opus Dei nunca se ha dicho nada sobre las pretensiones episcopales de su fundador y de la política que hizo don Álvaro en pro del nombramiento? ¿Qué hay detrás de semejante pretensión? Es más, ¿qué significado tiene tan intencionado silencio? Y ahora mismo, pasado algo más de medio siglo, ¿a qué se debe la rotunda negación de tal pretensión que parece confirmada? Ya que, por lo que Marcus Tank –aunque a Urbano le parezca poco riguroso este nombre artístico- demuestra con consistentes pruebas, “no se trata simplemente de una íntima aspiración al episcopado, sino de poner medios explícitos para conseguirlo”.  Y con documentación suficiente, el mismo autor constata que, desde el año 1942, y hasta 1956, Escrivá, por medio de los suyos, “no ceja en el empeño de ser obispo, primero castrense y luego residencial, y de maniobrar ante el gobierno de España y ante la Santa Sede para conseguirlo”.

El desmelenarse de Pilar, para intentar, entre insultos personales y evidente tergiversación de pruebas, no más que echar tierra sobre el asunto, no me parece una respuesta seria y, menos, rigurosa, a la, por el contrario, sí rigurosa y seria aportación de Marcus Tank, a pesar de tan poco prestigioso nombre ficticio. En vista de lo cual, yo le pediría a Pilar que deje lo del desmelene y demás florituras para actuar en su tablao, donde parece que gusta mucho y la jalean a tope. Pero pienso que colaboradores y lectores le agradecerían que, ya que ella dice tener acceso a archivos y documentos no accesibles a otros que tan solo intentan investigar con lo que está a su alcance, les ayude en tan noble tarea de hacer historia; de tratar de devolver a la vida el pasado, todavía reciente, tal cual fue, sin inventarlo, ni reinventarlo y, menos, tergiversarlo. Pero si esto es pedir el milagro, al menos, y en espera del mismo, que no intente más confundir con su ya, como digo, conocida palabrería altisonante. Porque es que Urbano, cuando se desmelena fuera de su tablao, su aportación “artística” se queda corta, muy corta: defrauda, y acaba por ser un horror.









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