Muy estimado
Simplicio,
Una vez más,
gracias por tu estupenda y divertida labor investigadora. Coincido plenamente
contigo en que el asunto censurado es en sí mismo prácticamente irrelevante, y
que hubiera sido mucho mejor -por amor a la verdad, e incluso por simple
estrategia- relativizar el comentario despectivo a lo jesuítico en lugar de
tratar de ocultarlo. Como dices tú, "lo verdaderamente importante es la
estructura y praxis del Opus Dei desde su origen; su opacidad, su simulación y
su mentira sistemáticas". Lo que me llena de dolor es que gente
aparentemente buena e inteligente sean -fuéramos- tan ciegos para no verlo.
Respecto a
tu curiosidad por la frase "que nos enaltecen", a mí ni siquiera me
llamó la atención cuando la leí por primera vez en tu transcripción, porque me
parece la forma de pensar habitual en el Opus: "ladran, Sancho, señal es
que cabalgamos". Es la actitud que percibí, todos los años que estuve
dentro, ante la más mínima denuncia de imperfección, en la Obra o en su
fundador. Es un fanatismo, a menudo disfrazado de buenas formas y
razonabilidad, incapaz de relativizar el propio pensamiento, impermeable a toda
crítica venida de fuera, incapaz de toda autocrítica. De modo que la crítica se
convierte, por arte de magia, en confirmación de la propia postura -o más bien
impostura-.
Gracias, Jaume,
por tu respuesta a mi propia curiosidad sobre el origen de la escritura
transparentada. Ya había llegado a la misma conclusión al poco de enviar el
comentario, y le pedí a Agustina que añadiera una postdata
que no habrás visto. Gracias sobre todo por la investigación que tú también has
realizado.
Saludos
cordiales,
Daneel