AGRADECIMIENTO

Marcus Tank

A todos los que habéis salido en mi defensa tras el furibundo ataque de Pilar Urbano que suscitó mi anterior artículo, os agradezco de corazón ese gesto magnánimo, que me recuerda lo de “todos para uno y uno para todos”. ¡Habéis estado magníficos! Son insuperables esas respuestas vuestras tan cualificadas y atinadas, además de graciosas, que en algunos casos han constituido verdaderas investigaciones policiacas, propias incluso de la policía científica. Como la reacción ha sido tan numerosa, no voy a referirme a nadie en concreto. Vuestras observaciones y comentarios me parecen muy certeros y ecuánimes. Alguno de ellos merecería aclaración a los razonables interrogantes que plantea. Por razones de peso no lo voy a hacer ahora. Tal vez más adelante.

Pienso que a todos nosotros nos anima el esclarecimiento de la verdad, sabiendo que llegar a la verdad tiene consecuencias inmediatas en la corrección de los males que ocasionan un enorme sufrimiento personal en los miembros del Opus Dei y en sus familias. Esto me parece lo más importante. Los suicidios de sacerdotes numerarios, y de otros miembros, que hemos conocido recientemente, son un ejemplo de esos males a los que me refiero. Los que permanecen dentro deberían intuir que la causa del sufrimiento que padecen, y que ven en otros, se encuentra en las características personales del fundador y de Álvaro del Portillo, y en la misma estructura institucional creada por ellos, ante los que no se debería adoptar una actitud de confianza y fe ciegas. El objeto de mi artículo sobre el episcopado de Escrivá, y del que viene a continuación, va en esa línea.

Muchas gracias de nuevo a todos. Me he sentido enormemente reconfortado por vuestra respuesta.