Querida Heart,
En lo de haber estado siempre enamorada somos muy
parecidos, hasta lo que cuentas de tus paseos por el campus de Pamplona. Por
eso pienso que mi experiencia te puede servir. Una cosa es enamorarse y otra
cosa es amar, tú misma lo ves en tu dificultad para expresar sentimientos e
intimar. Ser enamoradizo o enamoradiza puede ser bonito, pero no es ninguna
garantía de éxito. Si el afecto se desboca, tampoco puedes entregarlo a quien
quieres. Y no te sorprendas si te sigue pasando incluso ya con pareja
estable... De todas formas prefiero ser enamoradizo que ser un témpano
insensible.
El consiliario me recomendó que no contara nada, que
no hacía falta. A mí me pareció que no entendía nada de la situación, y lo
único que le preocupaba era que yo no dejara mal al opus. Afortunadamente no le
hice ningún caso.
Yo te diría que si quieres construir una relación
basada en la confianza no tienes más remedio que contar tu paso por el opus,
sobre todo si han sido varios años. Si la otra persona no conoce tu historia y
tus defectos, no te puede querer de verdad. Otra cosa es el cuándo (no muy
tarde) y el nivel de detalle. Depende de tus ganas de desahogarte precisamente
con esa persona. Yo se lo conté todo a la que ahora es mi mujer en la primera
cita, y me fue muy bien. En cambio, en otras primeras citas no conté nada, no
me sentí con la confianza necesaria para hacerlo.
Yo creo que es importante contarlo para que te
entiendan, pero sin convertirlo en una excusa o refugio (ni siquiera ante ti
misma) para no corregir esas deformaciones afectivas que arrastramos. Siempre
estamos a tiempo de crecer, el lastre que llevamos es lastre, pero no es una
condena para toda la vida; aprender a llevar una vida afectiva sana es una
tarea que no termina nunca.
Si Dios ya no cuenta en tu vida, quizás lo tienes más
fácil: "mira, estuve en una secta y logré escapar, con estas y estas
heridas". Si Dios sigue contando en tu vida... bueno, seguir confiando en
Dios Padre es el desafío de cualquier creyente. Si la otra persona también es
creyente (pero no por ceguera fanática ante todas las barbaridades que ocurren
en la Iglesia, sino por fe verdadera y enraizada en lo esencial), te puede
entender muy a fondo, y eso es reconfortante. Éste es mi caso. Si tú eres
creyente y la otra persona no, quizás sea más difícil, pero por algo habréis
conectado y te podrá comprender y aportar desde otra perspectiva. Lo que no me
parece aconsejable es pretender que eres quien no eres para -perdóname la
expresión- no dejar escapar la presa.
Espero haberte servido de ayuda, seguro que recibirás
otros puntos de vista interesantes y diferentes al mío.
Un abrazo,
Daneel
PD. La historia del
trampantojo y el episcopado es apasionante, gracias a todos los que han
aportado. Intenté sin éxito aplicar algún tipo de filtrado a la imagen para
hacer el texto más legible, pero no dispongo de herramientas profesionales ni
sé si realmente se puede hacer algo así.