No es de extrañar la
postura de Pilar Urbano contra la
investigación de Marcus Tank. Ya sea motu proprio o por 'indicación' de la
prelatura, Urbano sale al ruedo de Opuslibros en un mal momento para ella. El
libro que presentó el pasado día 4 de abril, La gran desmemoria. Lo que Suárez
olvidó y el Rey prefiere no contar, que lo vende al peso la editorial Planeta de
Barcelona, está recibiendo críticas pésimas. En esencia, todas ellas o la
mayoría, se centran en la falta de credibilidad de la autora que se ampara en
un cadáver que no la puede rebatir, y en una cadena de sugerencias sin poder
fundamentarlas en pruebas concluyentes. Incluso muchos de los testimonios de
personas vivas que esgrime se le ponen en su contra porque estas personas los
niegan.
Pero hay un dato que aporta un
brillante periodista aragonés en el suplemento Artes y Letras del Heraldo de
Aragón del pasado 10 de abril. Se pregunta José Javier Rueda: "¿Por qué
Pilar Urbano ha lanzado esta grave acusación contra el Rey sin pruebas irrefutables?
¿Tiene algo que ver con que pertenezca al Opus Dei? ¿Busca la Obra una venganza
porque la Familia Real (española) declinó la invitación parta asistir a la
canonización de Escrivá de Balaguer en Roma?". La acusación de Urbano
consiste en sugerir o insinuar que el rey Juan Carlos estuvo detrás del golpe
de Estado del 23 de febrero en España. Claro, Adolfo Suárez, desde la tumba,
ahora no lo puede desmentir.
Pero no quieren tratar estas líneas
del libro de Urbano, sino de su desfachatez. Porque pretender basar la veracidad
de los hechos en los documentos internos del Opus Dei es como el cuento del
traje invisible de aquel monarca que se paseaba entre sus cortesanos en pelota
picada. Si por una foto, un nombre, un dato, que aparecía en la publicación
interna Crónica, se rehicieron centenares -o tal vez miles- de
páginas para que en la historia nunca se supiera que don fulano o doña
menganita se habían ido de Casa, ¿qué no habrán hecho con asuntos más mollares?
La reacción del Opus Dei, utilizando
a Urbano, es una doble pataleta, con medio tirabuzón y caída en plancha desde
la palanca de cinco metros. Y eso tiene que doler.
También podríamos preguntarnos si
todo esto no formará parte de un plan organizado por el innombrable y sus
mariachis para forzar la presencia de la Familia Real española en la
beatificación de Del Portillo.
En cualquier caso, ¡Felicidades,
Marcus Tank! y ¡Felicidades, Agustina!
La verdad, a veces, es dolorosa.
Siento no recordar cómo era ese cuentecillo de un pajarito o no sé qué bicho
que, al caer en una enorme bosta de vaca, protestaba con grandes chillidos y
aspavientos por el mal olor. A oír el jaleo, un zorro o no sé qué otro
predador, lo vio, lo cazó y se lo comió. Y esa historia tenía un bonito
corolario que decía, más o menos, así: si estás de mierda hasta las cejas,
calladito estarás mejor.
Qué tiempos aquellos en que la
Cuaresma era un tiempo de oración y recogimiento...
Bastian.