Queridos lectores, hace poco más de un mes que
Perladeladriatico (“No
es un por favor”, 21 de febrero de 2014) publicó una petición, más que
un artículo, en el que pedía una disculpa del actual prelado del Opus Dei por
sus declaraciones sobre la discapacidad o minusvalidez de los hijos de padres
que no habían llegado puros al matrimonio. Es más que evidente que el orgullo
del prelado o de quien o quienes le asesoran no le deja lugar a la humildad de
disculparse.
Pero como tantas veces se ha dicho, el tiempo de
los hombres no es el mismo tiempo de Dios. A día 29 de marzo de 2014 el papa
Francisco, delante de miles de personas ciegas y sordas, y concordando con el
evangelio de la curación del ciego en Siloé, argumentando el mismo Jesucristo
que: “ni éste pecó ni sus padres, sino para que se manifiesten en él las obras
de Dios”, ha dicho de forma contundente: es
“realmente blasfemo” pensar que la discapacidad o la enfermedad es un castigo
de Dios.
En la Obra se sigue practicando la cultura del descarte en frente a la cultura del encuentro que predica la Iglesia.
El Papa exclamó también que: “y cumplió para el
ciego la ‘obra de Dios’ dándole la vista”.
Esta sí es la Obra de Dios.
Pechina