Se ha estrenado recientemente en los cines españoles
la película británica Philomena, dirigida
por Stephen Frears y muy elogiada por la crítica. Basada en hechos reales
relatados en la novela The lost child of Philomena de Martin Sixsmith,
cuenta la historia de una madre soltera y “deshonrada”, Philomena Lee, que en
la Irlanda de los años cincuenta del pasado siglo se vio forzada por unas
monjas a dar su hijo en adopción a un matrimonio estadounidense. Es emocionante
la búsqueda que esta señora, ayudada por el experimentado periodista Martin
Sixsmith, emprende muchos años después para buscar a su hijo. A primera vista,
no parece guardar relación alguna con la problemática del Opus, pero en el
fondo sí la guarda. Me ha recordado el análisis que don Antonio Ruiz Retegui
hizo del Opus Dei en su artículo sobre Lo teologal y lo institucional;
también me ha recordado las
memorias autobiográficas de Ramón Rosal Cortés y la monografía
de E.B.E. El filme –al igual que los tres textos citados– denuncia el
comportamiento de aquellas instituciones eclesiásticas que, haciéndose
prepotentes y humillando o bien a los pecadores o bien a sus súbditos, se
afianzan a sí mismas integrándose en las estructuras sociales de poder humano.
Emotivo es también el hecho de que Philomena, a pesar de todos los pesares,
conserva su fe en Dios y consigue equilibrar la acusación y el perdón. Digna de
destacar, por último, es la relación de amistad entre Philomena, creyente, y el
periodista Martin, ateo. Es un filme que combina la denuncia social con
acertadas reflexiones sobre la fe y la teología moral que los católicos
deberíamos plantearnos con rigor en orden a impulsar una debida reforma de la
Iglesia.
Josef Knecht