De pobreza y pureza.- Tomasiano
Fecha Wednesday, 05 March 2014
Tema 010. Testimonios


Hoy leyendo los deliciosos artículos enviados por Nometorres y Sancho1964 (con quien seguramente también me he topado aunque no se quien es) me vinieron a la memoria algunas escenas de mis tardes en el club juvenil local.

Y es que yo fui "niño de club" desde el tercero de primaria hasta la preparatoria. La verdad si hice ahí a mis mejores amigos, y si tuvimos muchos buenos momentos, ¿para qué negarlo?... y es verdad también que la mayoría de ellos son hoy damnificados del opus, ya que casi todos pitaron más temprano que tarde, alrededor de la edad de los 15 años y ninguno permanece. Como he platicado antes, yo no alcancé a pitar, ya que entró en acción gracias a Dios mi instinto de conservación y un poco de buen juicio.

Entre los "numes" que estaban encargados del club estaba JLG un poco mayor, digamos unos 10 años más que nosotros, que era por entonces también secretario o algo del centro donde estaba el club. Era un tipo de buena cuna, simpático y bromista, jugaba muy bien al fútbol y era muy popular entre los chavos.

El caso es que, como siempre sacó su lado oscuro en un par de ocasiones, una vez como describió Nometorres, me llama aparte a una salita para platicar, queriéndome sonsacar si me masturbaba, siendo que yo era un inocentote de 13 años o así tanto que me agarró completamente desprevenido. Hizo una cara de gran sorpresa cuando le dije que no. En su momento ni le di tanta importancia pero ahora que revisito la anécdota, me parece patética y criminal. El recuerdo de esa anécdota fue lo que motivó la feliz búsqueda en internet que me condujo a este sitio web hace ya casi un año, y a renegar de la decisión ya tomada de meter a mis hijos a escuela del Opus (si alguien le hace eso a un hijo mío, ¡voy y lo mato a golpes!).

La otra ocasión fue en una posada (fiesta navideña mexicana) de las que organizábamos en el club para las familias. Eran épocas doradas y llenábamos la cancha de familias, digamos unas 250 personas, montando un escenario donde los chavos hacíamos numeritos musicales o teatrales con más o menos éxito. En esta ocasión, estuvimos trabajando por varias tardes preparando la posada, montando el escenario elevado, las bocinas, el sonido, las luces, sillas, etc., con batante ilusión y buen ánimo para que saliera todo perfecto.

A la hora de sacar las camisetas alusivas al evento, las que todos portaríamos, nos dice que tienen costo para nosotros. Claro que yo siempre asumí que lo mínimo que recibiría de agradecimiento por una semana de trabajo duro era una simple playerita, y así lo hice saber a JLG, ocasionando también una pequeña manifestación de desacuerdo entre los otros chavos. Además no tenía yo dinero para pagarla ni pensaba pedírselo a mi madre.

Recuerdo con una mezcla de enojo y tristeza el sermón que nos recetó el nume futuro sacerdote tildándonos de desobedientes y malagradecidos. Me dejó un muy mal sabor de boca y una nueva prueba de que no quería poner mi voluntad y mi trabajo en manos de personas agrias, amarretas y desconsideradas como demostró ser JLG con tal de no pagar de la bolsa del centro diez simples camisetas de algodón.

Tomasiano







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