Nos pregunta hastaloswebs si al no renovar la oblación comete un pecado mortal.  

Algunas veces me sorprendo del modo en que la obra ha retorcido las conciencias al punto que no puede verse lo obvio: si un contrato tiene fecha de finalización es porque puede finalizar en esa fecha.  Obligar a una de las partes a extender el contrato bajo perjuicio grave -en este caso el pecado mortal- convierte a la fecha de finalización en algo ficticio: el contrato es engañoso, dice algo pero implica lo contrario, y por lo tanto es una estafa a la buena fe. ¿Quien podría sentirse obligado a cumplirlo?

Mi salida de la obra fue una verdadera agonia  porque yo creía que en ello estaba en juego el sentido de mi vida. Pero en el momento en que tomé la decisión de irme, las consideraciones legalistas –si es apropiado o no, si es pecado o no, etc, etc-  se me presentaron como absolutamente irrelevantes.  

En lugar de complicarme, tomé al fundador por su propia palabra con eso de que las puertas para entrar son chicas y para salir son grandes.  Me dije a mí mismo que iban a ser muy grandes para mí que me lo merecía.

Para que exista un pecado mortal debe haber una violación a los mandamientos de Dios, con pleno conocimiento y de modo deliberado. No veo cómo puede aplicarse esto a la no renovación de la oblación. Sobre todo si el mismo sujeto no tiene claro cuál seria el mandamiento que está violando, es casi un chiste.

Paz a todos,

Otaluto.