¿Un pacto con el diablo?.- E.B.E.
Fecha Friday, 28 February 2014
Tema 125. Iglesia y Opus Dei


Escrivá decía que quien oculta algo, tiene un secreto con el diablo.

«El día que tuvierais un rincón de vuestra alma, una cosa que no sabe el que lleva vuestra Confidencia, tendríais un secreto con el diablo» (Escrivá, J.M., citado en “Meditaciones” IV, pág. 595).

«Contadlo todo, lo pequeño y lo grande (…) porque el que se calla tiene un secreto con Satanás, y es mala cosa tener a Satanás como amigo» (Escrivá, J.M., citado en “Meditaciones” I, pág. 648)...



Por su parte, en el Evangelio de San Juan, Jesús afirma que toda mentira procede del Maligno:

«Ustedes tienen por padre al demonio y quieren cumplir los deseos de su padre. Desde el comienzo él fue homicida y no tiene nada que ver con la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando miente, habla conforme a lo que es, porque es mentiroso y padre de la mentira» (Jn, 8, 44).

El Opus Dei aplica el engaño por cuestiones tácticas, en razón de una mayor eficacia institucional, lo cual daría la impresión que ese motivo le serviría al Opus Dei de excusa o excusación.

Sin embargo, no veo por qué no se podrían aplicar las palabras de Escrivá para sí mismo y para su organización: quien oculta algo, dice tajante Escrivá, mantiene un secreto con el diablo. Entonces:

«[Prelado y directores superiores] contadlo todo [acerca de la naturaleza de la vocación al Opus Dei], lo pequeño y lo grande (…) porque el que se calla tiene un secreto con Satanás, y es mala cosa tener a Satanás como amigo

«El día que tuvierais [Prelado y directores superiores] un rincón de vuestra institución, una cosa que no saben sus miembros, tendríais un secreto con el diablo

¡Y el Opus Dei tiene tanto para ocultar! (cfr. Gervasio, “Fundación del Opus Dei: 1941”). Si toda mentira procede del Maligno, financiarse mediante el recurso al engaño y el ocultamiento, para el desarrollo de la propia organización, no parecería ser una buena idea.

El ocultamiento más grave no es el que mantiene de cara a la sociedad, que (dudosamente) podría justificarse por razones táctico-evangélicas, sino el ocultamiento que mantiene de cara a sus propios miembros, donde las razones tácticas no podrían aplicarse jamás, o al menos, no podrían justificarse moralmente de ninguna manera porque se trata de un engaño directo (ni si quiera defendible con la teoría del que “el fin justifica los medios”).

Dicho de otra manera, lo del ocultamiento táctico de cara a la sociedad, en realidad, es una excusa más para envolver y esconder el verdadero ocultamiento, eficaz y real: el de cara a sus propios miembros.

La sociedad sabe más, o al menos desconfía abiertamente respecto del Opus Dei, en cambio, sus miembros ni por asomo imaginan que están siendo engañados o se les ocultan verdades esenciales: creen realmente en la excusa táctica –que distrae- de que todo ocultamiento en el Opus Dei es de cara a la sociedad y para su mejor evangelización, sin darse cuenta de que son ellos mismos el objetivo principal de todo engaño, es decir, de cara a sus propios miembros y para beneficio de la propia organización.

El resto de la sociedad también es un objetivo, pero de manera secundaria, como puede suceder con el uso de asociaciones civiles a modo de pantallas para ser testaferros, recibir donaciones, beneficios fiscales, etc.

Por más justificaciones que se inventen, el recurrir al ocultamiento y la simulación no es un signo saludable de una institución ni de sus superiores o fundadores. Según las propias palabras de Escrivá, al pie de la letra, el Opus Dei ha hecho un pacto con el diablo y lo mantiene fielmente.

E.B.E.







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