El 17 de diciembre de 2013, como
informé en mi nota del 27/12/2013, falleció el arzobispo emérito de
Barcelona, el cardenal Ricard Maria Carles. En mi nota comparé la relación que
él mantuvo con el Opus Dei con la de un colega suyo, el presbítero Lucas
Francisco Mateo-Seco. Me veo ahora en la obligación de informar que don Lucas
Francisco ha
muerto hace pocos días, el sábado 15 de febrero de 2014, en la Clínica
Universitaria de Pamplona a la edad de 78 años a causa de una larga y grave
enfermedad. Ambos clérigos han concluido su vida terrena a poca distancia
temporal el uno del otro.
En mi anterior nota manifesté mi
opinión o, más bien, mi impresión personal de que Mateo-Seco fue más feliz en
Pamplona, trabajando en la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra,
que Carles ejerciendo su ministerio de arzobispo de Barcelona, diócesis en la
que sufrió como si se hubiera metido en un avispero.
Quisiera ahora relacionar mi opinión
sobre la felicidad de Mateo-Seco con el reciente artículo
de Thomas. Don Lucas Francisco, veterano socio de la Sociedad Sacerdotal de
la Santa Cruz, podría clasificarse entre los miembros del Opus Dei que
padecieron, según Thomas, una esquizofrenia leve, lo que explicaría el alto
grado de bienestar con el que don Lucas Francisco se desenvolvía en la Obra. Me
han gustado mucho las reflexiones de Thomas.
Que descanse en paz don Lucas
Francisco Mateo-Seco.
Desdelaotravida