La dirección espiritual colegiada.- Orange
Fecha Wednesday, 19 February 2014
Tema 060. Libertad, coacción, control


La dirección espiritual colegiada

-Dirigido a miembros del Opus Dei y a quienes se planteen pedir la admisión-

Orange, 19/02/2014

 

Antes de comenzar con el tema quiero expresar mi solidaridad y mi afecto a jluis (17-2-2014). Que Dios permita que tu hija pronto vuelva a tu casa.

 

Este tema lo someto a vuestra consideración en cuatro apartados:

1. La charla fraterna.

Cuando haces la charla fraterna, el numerario que la recibe se informa de todas las intimidades de tu vida. Si se comportara como un director espiritual normal dentro de la Iglesia Católica, meditaría lo que le has contado en la presencia de Dios y después te aconsejaría lo que creyera mejor para tu vida cristiana. Lejos de hacer eso, lo que hace es reunirse con los miembros del consejo local y debatir con ellos abiertamente tus problemas, no para buscarles la mejor solución para tu persona sino para estudiar si en tu caso hay algo que no concuerda con el espíritu y la praxis del Opus Dei. Si encuentran algo así, le ordenan que te transmita sus instrucciones para adecuarte al Opus Dei en ese tema concreto y tú las pones en práctica pensando que esa es la Voluntad de Dios para ti. Además, eso lo ponen por escrito, lo firman y mandan el papel a la delegación…



En la delegación, tus problemas e intimidades de conciencia que van en el papel son de nuevo comentadas y debatidas. De ahí puede salir otro informe escrito para la comisión, donde el procedimiento se repite y posteriormente pueden mandar otro "papelito" a Roma. Desde cualquier nivel de la pirámide se te puede enviar una orden, que te comunicara tu director dentro de la charla fraterna, para que corrijas algún aspecto de tu espíritu y lo sustituyas por lo establecido en la praxis del Opus Dei, siéndote presentado este cambio como la Voluntad de Dios. Si alguien quiere ver más detalles de cómo se elaboran estos informes puede leer la colaboración a esta página de Descriteriada, titulado ASÍ REDACTÁBAMOS LOS INFORMES SOBRE LO ESCUCHADO EN LA CHARLA FRATERNA, persona con experiencia de 40 años con responsabilidades de gobierno en la obra y publicada el 31-10-2011. Este sistema, repetido cada semana (o cada dos semanas si eres supernumerario) hace que poco a poco vayas cambiando o reprimiendo muchos aspectos de tu personalidad, de tus vivencias, de tu forma de pensar y actuar para sustituirlos de forma paulatina e inexorable por el espíritu y costumbres del Opus Dei, el cual dicen que es la Voluntad de Dios. Pero en fin, chico, para eso te hiciste del Opus Dei. Este sistema, dada su capital importancia, se debería advertir de forma oral y escrita a las personas que desean pedir la admisión y recordárselo al hacer la oblación y la fidelidad para asegurar la plena consciencia de lo que se hace. Sería algo análogo al documento de consentimiento informado que nos dan para leer, entender y firmar antes de someternos a una intervención quirúrgica para que conozcamos los pros y los contras.

Cabe preguntarse si el espíritu y costumbres del Opus Dei, tan sumamente detallista, prolijo e hiper regulador de hasta los más nimios aspectos de la vida, es algo realmente querido por Dios en todos sus detalles o bien parcial o totalmente es fruto de imposiciones de las autoridades de la Obra, especialmente de su fundador. Hay personas que esto lo aceptan sin discusión, con obediencia ciega que no deja lugar al pensamiento. Pueden sentirse así bien durante un tiempo, pero si en algún momento se cuestionan el sistema tienen que dejar la obra y si no lo hacen, vivirán amargados dentro de ella; otras se sentirán bien así siempre y estarán toda su vida en la obra.

Por otra parte, hay personas que conocen la obra, entre los que hay eclesiásticos muy bien preparados e informados. Otros la conocen bien por ser o haber sido miembros que tienen una contrastada preparación en teología y derecho canónico y experiencia en labores internas de dirección. Tanto unos como otros piensan que en el espíritu del Opus Dei hay normas y costumbres meramente humanas que por su propia entidad deberían ser sometidas a revisión para no obligar a los miembros en conciencia. El sentido común así lo indica. No es cuestión de poner aquí ejemplos porque la lista sería interminable y además están en la mente de todos. No hay ninguna noticia de que Jesucristo impusiera a sus apóstoles y discípulos un sistema prolijo y superdetallista de normas y costumbres ascéticas. Más bien predico que es más importante atender al espíritu que a la letra de la ley (cfr. Mt. 23 ,23).

2) La confesión sacramental.

En el Opus Dei, el derecho a acudir a este Sacramento esta coartado por la disposición del fundador que señala que solo se hace bien con un sacerdote de la obra que es el buen pastor y si se acude a otro, eso está mal porque es el mal pastor. Esto debería ser seriamente advertido a los que desean entrar porque es una limitación de sus derechos como miembros de la Iglesia. Otra imposición del fundador, muy discutible, es que haya que confesarse todas las semanas. A lo mejor eso puede ser bueno para ciertas personas o para otras en alguna época de la vida, pero en general suele forzar la intimidad de las conciencias ya que en la práctica, al rutinizar la recepción del Sacramento puede caerse en su banalización. Recordemos que si una semana el miembro no encuentra materia de confesión en su examen de conciencia, debe acusarse de faltas nimias que no son pecados y de pecados anteriores que ya están perdonados, violentando así el fuero interno del penitente en aras de cumplir con la voluntad del fundador y poder apuntar una confesión más tanto en la agenda del miembro, de la que dará cuenta a su director en la charla, como en el informe de confesiones que el sacerdote envía periódicamente a sus superiores.

Damos por supuesto que los sacerdotes de la obra son personas decentes y guardan el secreto de confesión (porque lo contrario sería terrible), no solo de palabra directa sino también evitando que cualquier palabra indirecta, escrito, o gesto externo pueda inducir a nadie a intuir algo del secreto que guardan. De modo que, por favor, la confesión es un Sacramento, algo esencial en la vida cristiana, algo muy serio en las relaciones del alma con Dios y es una locura, a mi juicio, encorsetarla como una cosa más en la rigidez de un plan de normas de piedad ascéticas , equiparándola en la práctica a otras tan de menor calado como el rezo del de las preces o el rezo de la Salve los sábados (porque tiene que ser los sábados, no puede ser los miércoles).

3) La charla con el sacerdote.

Estas charlas son un complemento a las que el miembro hace con su director laico. En ellas, el miembro de la obra suele comentar con el sacerdote, entre otras cosas, los mismos pecados de los que se ha acusado en la confesión. Al no estar sometidas al sigilo sacramental, el sacerdote hace uso de lo que allí se habla en sus reuniones con el consejo local y toda esa información se incorpora a los informes relatados en el apartado 1. Por ese procedimiento en los informes escritos pueden aparecer pecados con pelos y señales. Los miembros que hacen esta charla en el confesionario, especialmente las mujeres, deben recordar siempre que todo lo que digan al sacerdote después de la absolución, puede ser comentado por este con los directores o directoras correspondientes.

4) Dirección espiritual y función de gobierno.

El hecho de que este sistema de funcionamiento en la dirección espiritual, tan poco respetuoso con la intimidad personal y la conciencia de los miembros no esté nítidamente separado de la función de gobierno, pues en la inmensa mayoría de los casos ambas tareas las desarrollan las mismas personas, plantea muy serias dudas canónicas. El haber pasado ”la información” a ser de dominio público, ha constituido y constituye una grave preocupación para los gerifaltes de la obra que viven en Roma, hasta tal punto que motivó la publicación de la carta del Prelado el 2-10-2011. Esta carta fue un bote de humo tratando de camuflar el asunto por miedo a posibles iniciativas de las autoridades eclesiásticas y en ningún modo, supuso modificación alguna en la praxis habitual. Pero como el Prelado no es un hombre, digamos, especialmente brillante desde el punto de vista intelectual ( cfr. escrito de Antonio Esquivias de 3-6-2005), el desarrollo argumental de la carta es bastante confuso, como describe E.B.E. en su escrito del 21-10-2011 y , en muchos puntos (hasta nueve) , no se ajusta a la realidad (por decirlo de forma educada) , como señaló Canina , persona con experiencia de gobierno en la obra, el 21-10-2011, todo lo cual indignó a mucha gente conocedora de la verdad (Gervasio, 19-10-2011).

En fin, señores miembros de la obra, esto es lo que hay. El que esté conforme con todo esto, que siga y el que no, que se marche. Miles de personas lo hemos hecho ya. Existen, gracias a Dios, multitud de formas de llevar una vida cristiana dentro la Iglesia, muchas de ellas estupendas. Y a las personas que se estén planteando entrar: pedid que os den firmados por escrito todos estos pormenores antes de escribir la carta pidiendo la admisión... sería lo serio y lo cabal. Pero... si creen que pueden pescaros veréis como os intentarán liar la cabeza y no os firmaran ni un solo papel.

Saludos fraternos.

Orange.







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