Hola Georgina.
No te dejes engañar, porque no es cierto que el Opus Dei tenga
buenas instituciones educativas, más bien, lo que el Opus tiene es una
inigualable forma de mentir y manipular como verdaderos maestros de la escuela
retórica sofista que Sócrates tanto detestaba. Empezando porque te dicen que tu trabajo es ordinario y que
necesitas del Opus para santificarlo, cuando en realidad el trabajo de ningún
cristiano es ordinario si se ha llevado el yugo suave del amor que Jesús nos ha
enseñado.
Siguiendo con la mentira de que una prelatura personal
(obediencia propia de los que reciben el sacramento del orden sacerdotal y no
vincula en ningún momento a los laicos) sea sinónimo de santidad. Así es; someterse a una prelatura no es
sinónimo de santificación del trabajo profesional.
Con mi experiencia en las escuelas del Opus me he dado
cuenta de que no está bien que más del 75 % de los alumnos de un grupo de área I
(físico matemático) a nivel preparatoria (o bachillerato en otros países),
reprueben un examen semestral o final, y que además tengan que tomar clases
particulares adicionales para aprobar dichos exámenes. Esta situación me habla
de un pésimo sistema educativo que además, al puro estilo del Opus, se disfraza
de exigencia académica. Jesús es muy claro cuando nos enseña que los fariseos “no
se equivocan en sus exigencias” pero a la vez nos enseña que no seamos
hipócritas como ellos.
Después de estudiar durante más de 12 años en instituciones del
Opus, gracias a Dios continué mis estudios con Diocesanos y luego con Jesuitas,
no porque sean los máximo, sino porque que con los Diocesanos aprendí el valor esencial de ser llamado por mi
nombre sin la sombra de las leyes de Escrivá, y con los Jesuitas (quienes si tienen una verdadera vocación
educativa fundacional) aprendí que un verdadero maestro dialoga y rectifica si
es necesario, sin imponer jamás su criterios con la santa desvergüenza,
coacción e intransigencia de las que habla José María Escrivá.
Hoy en día llevo el sustento que cristianamente me
corresponde gracias a lo que he aprendido con los Diocesanos y los Jesuitas, y
en cambio tengo algunas sugerencias para las escuelas del Opus.
1 Les recomiendo que no “inviten” a los alumnos a interrumpir
su tiempo sagrado de clases con el pretexto de que el sacerdote tiene tiempo
para “confesarlos”. Esto desvirtúa el sacramento de la reconciliación y además
fomenta una conciencia escrupulosa en los alumnos. Yo, como padre de familia,
tengo fe en un Dios bueno que no le va a pedir a mi hijo que abandone sus
clases para ofrecerle su perdón.
2 Igualmente les recomiendo a los numerarias y numerarios
que no interrumpan el tiempo de clases de los niños para someterlos a un feroz
proselitismo disfrazado de “orientación vocacional”.
3 No mientan cuando hagan propaganda de sus instituciones
educativas al estilo de los más burdos vendedores. En mi País la escuela de
derecho tiene un “prestigio” que me parece oprobioso ya que en mi querida
patria vale más la retórica (el arte de convencer) que la verdadera justicia.
ravelo