Sorprendente happy end: el Opus no es tan fuerte como años antes.- Josef Knecht
Fecha Wednesday, 04 December 2013
Tema 020. Irse de la Obra


Me ha sorprendido el “happy end” o final feliz con que un numerario se marchó de su centro hace poco tiempo y se desvinculó de la prelatura, según nos cuenta otro numerario anónimo, amigo suyo, a través de Mediterráneo. Al igual que el numerario anónimo, también yo puedo afirmar que nunca vi ni viví algo semejante. Las desvinculaciones del Opus Dei acostumbraban a ser en mi época bastante traumáticas.

Si es verdad lo que el numerario anónimo nos ha hecho saber, además de darle las gracias por su información, quisiera hacer un breve comentario a lo que él nos narra.

 

Una desvinculación tan aparentemente feliz debe de responder a circunstancias muy concretas del interesado, el cual probablemente dispondrá de un soporte económico o profesional del que la mayoría de los miembros del Opus no disponen cuando deciden desvincularse. Un caso semejante de “happy end” debió de ser también el del político español Vicente M.P., que desde su juventud militó muchos años como numerario del Opus hasta el verano de 2012; no creo que los directores de la prelatura se atrevieran a oponer demasiada resistencia a los deseos de este señor de contraer matrimonio con una compañera de partido político. Pero, al margen de estas circunstancias personales, el comentario que deseo hacer engarza con mi escrito del 21.06.2013 que titulé Reflexiones sobre la actual crisis de la mediación institucional.

 

El hecho de que los directores apenas se hayan enfrentado a la rápida salida de ese ex numerario puede ser una consecuencia de las circunstancias socio-culturales del mundo actual. Si ese ex numerario está bien situado profesional y socialmente, los directores del Opus entienden que oponer resistencia a su decisión de desvincularse puede resultar a la corta o a la larga contraproducente para la institución, ya que ese ex miembro tiene a favor suyo no sólo la rápida comunicación que proporcionan las nuevas tecnologías, sino también un entorno socio-cultural que lo beneficia y sopla en su misma dirección.

 

En mi escrito citado me referí a la época de Franco que le tocó vivir a don Antonio Pérez-Tenessa, muy distinta del momento histórico presente. En atención a la actual “crisis de la mediación institucional”, que Pérez-Tenessa y la sociedad española de entonces no conocieron ni de lejos, puede suceder a día de hoy que un numerario se marche del Opus de una manera muy distinta a como lo hizo –es decir, lo pudo hacer– el señor Pérez-Tenessa en su momento, a trancas y barrancas. En la España del período franquista, el Opus Dei se sentía muy fuerte, casi todopoderoso; en cambio, en las circunstancias contemporáneas, los directores del Opus –mal que les pese– no tienen más remedio que reconocer con realismo que el prestigio de su institución no es ni de lejos el que fue en los años de la dictadura. A finales del siglo XX y a comienzos del XXI, la humanidad está experimentado una tremenda “crisis de la mediación institucional” como nunca antes había sucedido en la historia, de lo que se deriva un enorme desprestigio, a veces descalabro, de todo tipo de instituciones. Y guste o no a los directores del Opus, esta realidad tiene consecuencias prácticas cuando un numerario desea desvincularse: lo tiene ahora algo más fácil que antes, y no merece la pena oponerle gran resistencia creando en torno suyo adversidades en las que tenga que sobrevivir a trancas y barrancas. En caso de que los gerifaltes del Opus prefirieran adoptar esta segunda opción, el tiro podría salirles por la culata.

 

Josef Knecht









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