Muy querido heraldo,
Leí
con sumo interés tu artículo intitulado Ad Mentem Patris, el cual me pareció
interesantísimo además de francamente conmovedor. A pesar de lo poco que nos
hemos tratado, confío que captaste mi verdadera pasión por el ser humano y su
enorme complejidad.
No es ningún secreto mi enorme
interés en la historia de la Segunda Guerra Mundial, no por su faceta política
o social, sino en la parte oculta, y me explico: cómo es posible que un pueblo
entero se vuelva una máquina exterminadora y feroz, siendo los alemanes,
medianamente, más educados o por lo menos más racionales que la mayoría de los
pueblos.
He encontrado en tus palabras
algunas respuestas que se podrían aplicar también a esos eventos de los años
del nazismo. Cómo es posible adoctrinar a una persona, para que simplemente ya
no piense como ser humano, sino como un mero ser vivo, con una mente enfocada a
una ideología precisa, sin el menor asomo de duda y el muy necesario cuestionamiento.
Y sin embargo funcionó, funciona y
funcionará.
Posiblemente el lado más terrible
que hayas puesto en evidencia es el respaldo de nuestra Iglesia Católica, así
como esa misma Iglesia Católica respaldó a Hitler y sus métodos, y es ese
respaldo que da a esos charlatanes, la difusión y la honorabilidad que no se
merecen.
Lo que te sucedió fue terrible. Sólo
se puede comparar a un detenido que haya pasado 30 años en una prisión, siendo
inocente. Tu aplomo es admirable, y tu cruzada es valiente y necesaria.
Como amigo tuyo, no puedo más que
desear que Dios te pague en esa segunda parte de tu vida (o quizás la primera )
con una existencia llena de dichas y satisfacciones que bien mereces.
Te mando un abrazo con sincera
admiración
Franco