No juzgues y no serás juzgado. A Paco Feliú.- Sergio
Fecha Monday, 05 July 2004
Tema 070. Costumbres y Praxis


Paco Feliu:

Dices en tu escrito (4-7-04) que "cada uno de vosotros en el fondo, aunque sea muy en el fondo, sabeis que lo estais haciendo mal".

Solo dos cosas:

la primera, no juzgues (el interior de las personas y sus intenciones), y no serás juzgado.

la segunda, a ver si la próxima vez afinas un poco más, porque en toda tu carta no hay ni una sola referencia a alguna falsedad concreta.

Yo personalmente me llevaría una grata sorpresa si alguno de nuestros visitantes de la Obra (o simpatizantes, o pastores protestantes en misión en África, o lo que sean) dijese algo así como que lo que cuenta Valle en su escrito (2-7-04) es FALSO:

"Los argumentos que utilizaban para que no me fuera eran que tomara ejemplo de un hermano mío que se había ido y ya ni siquiera iba a Misa los domingos, o que pensara en mis padres y el disgusto que les iba a dar (son supernumerarios), o que supiera que nunca iba a conseguir ser feliz...

Tengo que decir, que al irme del colegio mayor, estaba absolutamente convencida de que me iba en pecado mortal (por fumar y por dejar la Obra), por lo que no podía comulgar al ir a Misa..."


Yo no conozco a la tal Valle, por lo tanto admito la posibilidad (aunque sea remota) de que se haya inventado su historia (de la misma forma que admito la posibilidad -también remota- de que mi hijo de 10 años haya falsificado las notas del colegio). Lo que no me parece intelectualmente honesto es generalizar diciendo que aquí se engaña acerca de la realidad del Opus Dei, y después no decir en qué se engaña.

Paco: Quizás te resulte conocida la frase "si he hablado mal, muéstrame en qué, pero si he hablado bien, ¿por qué me pegas?"

Acerca de la formación que reciben los numerarios:

En el Vademecum de los Consejos Locales (página 18) se dice:

"las personas jóvenes ... son las más capaces de comenzar el camino como Numerarios, de identificarse con el espíritu de la Obra, de formarse pronto y bien"

Es decir, la Prela piensa que lo que le pide a los numerarios es tan raro, raro, raro:

-confesor y director espiritual impuestos y no elegidos;

-falta de respeto a la confidencialidad en la dirección espiritual;

-pobreza monástica;

-evitar las amistades particulares -es decir, todas-;

-control de lecturas;

-control de correspondencia;

-control de horarios;

-obediencia ciega;

-separación -sin motivo justificado- de la propia familia;

-práctica generalizada de la delación -con la excusa de la corrección fraterna-;

-mentir -a los padres, a los amigos, a la Jerarquía de la Iglesia- por el bien de la Obra;

-poner a la Obra por encima de la Iglesia, al Prelado por encima del Papa, al fundador por encima de todo y de todos;

etc. etc. etc.

todo esto, repito, es tan raro, que las personas normales (con la formación que les facilitan sus padres, la sociedad y, si tienen suerte, también la Iglesia) no llegarán a entenderlo. Por eso (sigue pensando la Prela), necesitamos coger a los numerarios desde pequeños para poder formarlos (¿deformarlos, más bien?) de manera que consideren todo esto normal.

Y ahora las malas noticias: si los adultos normales no pueden entender todas estas cosas, es que los que las entienden no son adultos normales.

Aunque quizás no fuese esto lo que querían decir en el Vademecum.

Sergio.







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