Por todos debe ser ya conocido el suicidio de Rafael (...), numerario con una severa depresión fruto de la crisis vocacional que concluyó con la desesperada solución de arrojarse desde el balcón de "su casa", en Sevilla. Van mis condolencias para su madre, padre y familiares y mi más profunda condena al fanatismo que se practica en el Opus ¿Cómo pueden decirles a los demás de su Centro que está feliz en el Cielo porque murió fiel a su vocación?, ¡Dios que el chico era un nudo de tormento si abandonar la Obra le supondría el infierno! Y es que esas cosas no se las cuentan a los demás "hermanos" que pasaban a su lado. "Encomienda", "ofrece tu sufrimiento", "esto sólo lo cuentas al cura y a tu Director"... ni un abrazo, ni un dejarlo pasar un verano en casa de sus padres, ni una gota de cariño... sólo pastillas y a perseverar.

Así te marchaste Rafael y espero que encuentres el cariño y la comprensión que en la Obra te negaron "porque hay que ser fieles, porque en casa no tenemos amistades particulares, porque hemos de ser obedientes hasta la muerte, porque el Opus Dei es el mejor lugar para vivir y morir si uno es fiel". "¡Sucede en cualquier familia!" dirán. "Hay depresiones y suicidios, es lo normal" ¿Es lo normal?

Nicanor nicanor.wong@gmail.com